Cronológicamente el mercado se cerró con Rochina y la esperada salida de Nano Mesa, aunque el último en aparecer por València fue el italiano Pazzini, que aterrizó casi a la medianoche. Fue el colofón a la revolución de invierno de un Levante que, con la soga al cuello, se dejó tres fichajes para el último día. Los tres, eso sí, tanto Rochina como el propio Pazzini y Sadiku, encarrilados desde la jornada anterior. Al final han sido siete caras nuevas, ya que antes habían llegado Coke Andújar, los metas Iván Villar y el repescado Koke más el exótico Coke Andújarmetas Iván Villarrepescado KokeFahad Al Muwalad Y se habían ido tres jugadores: Langerak, Samu García y Nano Mesa. Cuatro si se cuenta previamente la ida y venida de Ünal.

Se llegó a tiempo, por tanto, de fichar a los dos ‘nueves’ con los que reforzar una delantera sin gol y en la que el papel de Boateng, fichaje más caro del curso, puede convertirse en testimonial tras la recuperación de Roger. Hay también relevo en banda para Samu, una de las peticiones de Muñiz. Y habrá qué ver qué puede aportar Fahad. Pero lo que se queda igual es la defensa. Pese a haberlo valorado, a la postre se desestimó el fichaje de un central. Se intentó alguna gestión, como la de Botía, pero se impuso que no se trataba de una posición tan urgente. Con lo que hay, por tanto, habrá que ponerse a pelear por la salvación.

Después de un mes muy convulso marcado por las negociaciones fallidas con las primeras opciones de la lista, en especial Koné y Rémy, el Levante tuvo un final de mercado relativamente tranquilo con las opciones ‘B’ por las que se terminó decantando. De todas ellas la más desconocida es la de Sadiku, delantero albanés firmado del Legia de Varsovia por un millón y hasta 2020. El miércoles ya estuvo a las órdenes de Muñiz en Buñol Muñiz después de haber disputado 20 partidos y marcado seis dianas en lo que va de curso en Polonia.

Al margen de Rochina, cuya cesión desde el Rubin Kazán se cerró por la tarde, la operación que el Levante fue capaz de salvar fue la de Pazzini. El italiano había rechazado en primera instancia la oferta granota, pero finalmente salvó los problemas familiares que le desaconsejaban mudarse a España y aceptó una cesión de cuatro meses habida cuenta de que el técnico del Hellas no contaba con él. El club desmintió los detalles de la operación que llegaban de Italia, donde a sus 33 años se hablaba de dos temporadas más de contrato a razón de 1,2 millones netos por cada una de ellas con la permanencia. En Orriols, por contra, sólo se informó del acuerdo hasta final de temporada y se negaron las cifras según las cuales el acuerdo de cesión entre Levante y Hellas Verona pasaría por una opción de compra que sería obligatoria aunque sin coste alguno, gratis.

Pazzini, que encarnó la vía italiana una vez que se esfumaron Koné, Rémy y Rubén Castro, es un futbolista con experiencia en el Calcio y 25 internacionalidades con la azzurra. De hecho formó parte del grupo que disputó el Mundial de 2010 en Sudáfrica. La temporada pasada fue clave en la Serie B, pero esta temporada su participación había ido a menos pese a los problemas de un Hellas que va penúltimo y que no ha puesto problemas para su salida.