En el fútbol mandan los resultados y de sobra es sabido que todo lo mediatizan. Fundamentalmente la planificación deportiva de un equipo. En el mes de octubre el Valencia CF en el mercado invernal hasta el punto que en la secretaría técnica se manejaban algunos nombres de futbolistas que pudieran llegar en calidad de cedidos. Eran días en los que, aunque el equipo no terminaba de arrancar, en el club se respiraba confianza en que terminaría haciéndolo ya que las estadísticas internas que manejan Marcelino y Mateu Alemany decían que el único problema estaba en la definición, que ya se sabe que los delanteros "van por rachas, y le ha pasado incluso a Cristiano Ronaldo", llegó a decir el entrenador. Si era una cuestión de rachas, significaba que la confianza en los cuatro delanteros del equipo, Rodrigo, Santi Mina y los recién fichados Gameiro y Batshuayi, era total. Pero pasó el tiempo y llegó el mes de noviembre. Ya con más argumentos en la mano y conociendo de primerísima mano a los nuevos delanteros, el planteamiento cambió. El equipo seguía sin reaccionar y sin marcar goles, por lo que se miraba al mercado de invierno desde otro punto de vista. La posibilidad de fichar un delantero estaba ya sobre la mesa, y la duda era si se ficharía un delantero o se ficharía un central. O las dos cosas.

Para ello era vital que hubiera salidas, y en ese sentido los técnicos ya barajaban abiertamente la posibilidad de cortar la cesión de Batshuayi. El delantero belga no se adaptaba a la dinámica del equipo y lo que es peor, no se adaptaba a las normas internas que el entrenador había impuesto, fundamentalmente las que tienen que ver con la dieta. No solo no las cumplía, tampoco pagaba las multas por sobrepeso, y como Marcelino abrió la mano y no fue tajante, cundió el ejemplo; si el nuevo no cumple y no paga, yo tampoco pago si no cumplo. La conclusión interna fue clara, si se puede, hay que sacar a Batshuayi del equipo en enero. Marcelino se puso manos a la obra y dejó fuera de la convocatoria al belga para el partido ante el Getafe que se disputó el 10 de noviembre, el Valencia CF ganó y Michy pasó a ser el cuarto delantero.

El partido invisible

Resuelto el tema de las multas y sanciones internas, llega el mes de diciembre, el equipo no reacciona y la situación ya es agónica. El equipo sigue sin hacer goles y hay un partido que todo lo cambia a pesar de que Mateu Alemany dijo que era intranscendente. El modesto Ebro de Segunda División B visita Mestalla y Gameiro y Batshuayi son titulares. La inoperancia ofensiva de ambos fue manifiesta, tanto, que el entrenador los señala en sala de prensa. Cuando un periodista le dice si tiene la sensación de que ha habido futbolistas para los que jugar ante el Ebro ha sido un marrón y no una oportunidad, responde: "No puedo decir que no". Todos los focos apuntaban a Batshuayi, pero Gameiro entraba en la ecuación. Tanto, que según ha podido saber SUPER, una de las conclusiones de la reunión que mantuvieron Peter Lim, Anil Murty, Mateu Alemany y Pablo Longoria el pasado lunes, es que se intentará fichar dos delanteros en el mercado de invierno, y para ello, el planteamiento inicial es dar salida al francés Kevin Gameiro. Después, el mercado dictará qué movimientos pueden hace Longoria y Mateu Alemany, pero el vuelco a la planificación de los últimos meses ha sido total. La prioridad ahora es fichar dos delanteros, después un futbolista de banda, como ya informara SUPER este jueves.

Al respecto, Longoria y Alemany ya manejan nombres, y entre ellos está el del brasileño Wesley, delantero centro del Brujas. Conviene recordar la reunión que destapó SUPER el pasado 22 de noviembre entre Mateu Alemany, Longoria y Anil Murthy con Stefano Castagna -representante de Wesley y Diawará- y Eugenio Botas, representante de Marcelino. En cualquier caso, la clave de las llegadas está en las salidas, algo que repite el club en público hasta la saciedad, y en este sentido, parece más fácil que salga Batshuayi, por quien ha mostrado interés el Milan y que está en el Valencia cedido, que Gameiro, por quien el club pagó 16 millones el pasado verano a petición de Marcelino. Es una patata caliente.