Cuando el sábado en Mendizorrotza los dirigentes vean a Martín Aguirregabiria reconocerán en el lateral del Alavés a un futbolista del que ya conocen hasta el más mínimo detalle. Tras su explosión en Primera el curso pasado el Valencia CF llevó a cabo un intenso seguimiento al vitoriano de 22 años ante la situación de tener que acudir al mercado este pasado verano para reforzar una posición que finalmente quedó en manos de Cristiano Piccini. Martín Aguirregabiria estuvo entre las opciones más fuertes de la secretaría técnica de Mestalla pero a la hora de la verdad no triunfó. ¿Por qué?

Por juventud y cualidades, Martín Aguirregabiria es un jugador al que el Valencia CF estaba obligado a ir a ver. El curso pasado se convirtió en uno de los jóvenes de moda en LaLigay prácticamente desde su irrupción estuvo en el radar el club de Mestalla. Sin embargo, a la hora de tomar una decisión definitiva en la cúpula del Valencia CF valoraron que era conveniente fichar a un jugador con más recorrido y experiencia en una posición en la que era clave acertar. Su potencial está fuera de toda duda pero la juventud y sobre todo el hecho de que solo hubiera jugado unos meses en Primera con el Deportivo Alavés, un equipo que acabó decimocuarto en LaLiga, despertaban grandes dudas a la hora de hacer una apuesta por él en el club.

El caso de Aguirregabiria, consideran en Mestalla, era el de un jugador que pese a haber roto el cascarón tenía pendiente todavía una fase de definición-confirmación en la élite y temían que el salto al Valencia CF y su exigencia -para jugar la Champions- pudiera ser demasiado grande para él como ha ocurrido con jugadores de equipos como el Eibar que han ido al Athletic, casos de Ander Capa o Dani García, que luego no han acabado de funcionar al mismo nivel. El margen de error era mínimo y el club prefirió atacar otras opciones. El hecho de venir de un club más pequeño frenaba a Marcelino y a Mateu Alemany, que a lo largo del último año y medio han hecho la mayoría de los fichajes procedentes de clubes de primera magnitud.

Por otro lado, Valencia CF y Alavés son dos equipos con una excelente relación, en los últimos años ha habido una conexión que ha definido operaciones como la de Medrán, Sivera o Nando y otras que no han llegado a concretarse como la de Maksimovic o Toni Lato. Longoria y Sergio Fernández, director deportivo de los babazorros, se han reunido en varias ocasiones a lo largo de los últimos meses, al menos dos de ellas en València. Su relación, lejos de ser personal -se conocieron el 19 de junio-, es puramente profesional y el hecho de que los dos fichadores se hayan visto las caras aprovechando la visita del Alavés al Ciutat de València a final de septiembre o la expedición de Fernández a La Cerámica para el encuentro entre Villarreal y Rapid de Viena justo un mes después invita a pensar que ambos pueden tener algo entre manos. No es Aguirregabiria.

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