Duro palo el que se llevó Portugal ante Alemania, pero más duro fue darse cuenta de la falta de mordiente que acompaña al equipo. Probablemente, la selección de Bento sería una de las favoritas en este Mundial si un '9' de garantías apareciera en escena, aunque eso resulta ya imposible. Con esas lagunas en el ataque, la memoria de Eusebio no deja de aparecer en la cabeza de todos los aficionados lusos.

Fue en una Copa del Mundo donde la Pantera Negra cobró todavía mayor importancia de la que había logrado en Lisboa con el Benfica y eso ya eran palabras mayores. Sus nueve goles en seis partidos en aquel Mundial de 1966 siguen sin ser superados por ningún compatriota y visto lo visto en el primer encuentro ante Alemania, resulta difícil que alguien lo haga. Más difícil aún parece pensar en que algún delantero luso esté capacitado para anotar cuatro goles de una tacada, los mismos que marcó Eusebio ante Corea del Norte en Inglaterra para salvar a su equipo de una eliminación segura. En el minuto 25 los portugueses perdían 0-3 ante el combinado asiático y entonces emergió la figura de uno de los mejores arietes de la historia, ese mismo capaz de marcar cuatro goles en media hora.

Si cuatro fueron los goles que anotó Eusebio ante Corea, cuatro fueron los que recibió Portugal en el primer encuentro en Brasil. Mientras Müller y compañía perforaban la portería de Rui Patricio, Hugo Almeida se retiraba lesionado, con un papel más que discreto. Al delantero del Besiktas sí que le acompaña un aura de fútbol clásico. Bigote, pelo engominado y cuerpo tosco, pero en eso se quedó todo, en la apariencia. Sin la calidad suficiente para convertirse en un '9' de referencia, el tanque luso abandonaba el terreno de juego y en él entraba Éder.

El delantero del Sporting Club de Braga entró en el Estadio Fonte Nova de Salvador de Bahía y ante sí se presentaba la oportunidad de su carrera. Debut en un Mundial, en Brasil -el país del fútbol- y ante Alemania. Si algún día soñó con jugar una Copa del Mundo, el decorado no podía ser mejor que la ocasión de ayer, pero el sueño al final se convirtió en pesadilla. A medida en que los goles germanos entraban uno a uno, Éder no dejaba de perder balones y demostrar lo poco capacitado que está para ser el delantero titular de una selección que aspira, como mínimo, a estar en la siguiente fase.

Entre Éder y Hugo Almeida todavía queda Helder Postiga. El exdelantero del Valencia no cuenta con la confianza de Bento, quien escogió a un poco experimentado Éder antes que depositar el trabajo del gol en sus botas. Tras el partido, la autocrítica de Portugal es necesaria y obligatoria, esa misma que ayude a alcanzar una conclusión, aunque ésta parece evidente. El fútbol siempre echará de menos a Eusebio, pero más aún lo hace y lo hará la selección de Portugal.