Con el zoco del balón a medio gas por eso de que estos días manda la Eurocopa de las mil sedes, la vida en los dos grandes del balón en Asturias se desarrolla a bajas pulsaciones. El Oviedo cuenta los días para que el Rayo finiquite su temporada y Rubén Reyes, protagonista de esa historia de amor con Don Federico que nació entre vapores de súper y diésel junto a un expositor giratorio de cassettes de El Fary y "Camela", pueda hacer las maletas y ocupar la plaza de director deportivo.

En Gijón son los tiempos en los que se pone precio al género mientras se va consultado el catálogo de las nuevas caras con las que tratar de ilusionar a la parroquia en unas semanas. Mientras esto llega, el mono de balón se quita con la Eurocopa. Las jornadas de arranque del primer gran torneo tras la pandemia repiten esquemas del pasado: hasta que llegue lo importante, la tropa busca una selección B en la que volcar sus ilusiones de recuperar el fútbol más romántico. Un año los hay que van con Gales; otro con Islandia.

¿Y este? Pues seguro que no le faltarán fieles a Escocia, cada vez más huérfana de Mac´s, a la Eslovaquia que le puso la zancadilla a Lewandowski en su carrera hacia el "Balón de Oro", o a Macedonia porque mola la camiseta. De España mejor hablar otro día. Caducado el debate sobre Sergio Ramos, ahora llega el de Morata y Gerard Moreno. Decíamos ayer...