Dentro del cada vez más amplio abanico de opciones a los combustibles tradicionales, el hidrógeno se postula como uno de los escogidos por los fabricantes de automóviles dado su gran potencial de desarrollo. Este elemento químico gaseoso está siendo objeto de estudio por destacadas firmas, principalmente de origen oriental, que han decidido abrir una vía alternativa de investigación a la de la electricidad enchufable, el gas natural o el gas licuado del petróleo como sustitutos de la gasolina y el gasóleo que mueven la práctica totalidad del parque automovilístico mundial.

La utilización del hidrógeno va íntimamente unida a la tecnología de la denominada pila de combustible. Tras el proceso electroquímico que se produce al mezclar el hidrógeno y el oxígeno, se desprende energía que se almacena en las baterías que componen la pila de combustible (Fuel Cell, en su nomenclatura inglesa) donde se genera la electricidad que, a la postre, va a propulsar el vehículo.

Una reacción conocida como combustión y en la que el hidrógeno actúa como combustible, con la ventaja de emitir vapor de agua, frente a los tan perjudiciales C02, principales destructores de la capa de ozono, o las partículas en suspensión y Nox, que se acumulan, principalmente en los grandes núcleos urbanos.

Un nuevo paso hacia la electrificación

Así pues, los vehículos que utilizan esta tecnología no dejan de ser automóviles eléctricos pero con la particularidad que se nutren de su propia electricidad a través de un proceso de creación y traslado de la misma en la que participan el hidrógeno, la pila de combustible como creadora de la energía, y la batería que suministra la electricidad al motor eléctrico que mueve al coche. Y todo ello con las únicas emisiones del vapor de agua que sale de sus escapes.

Una estrategia de continua electrificación a la que ya se han sumado la totalidad de fabricantes del sector, y en la que algunos de ellos han incorporado el hidrógeno como combustible. Éste es el caso de los japoneses Toyota y Honda, además del coreano Hyundai, firmas que incluso cuentan con unidades de producción, ya a la venta en algunos mercado europeos, que hacen de la tecnología de la pila de combustible toda una realidad.

Mientras los Toyota Mirai y Honda Clarity Fuel Cell ya han comenzado a rodar por las carreteras, el Nexo de Hyundai se presenta como la próxima incorporación a un mercado todavía por descubrir por el usuario. Tras la experiencia acumulada por la firma coreana con las versiones FCEV (Fuel Cell Electric Vehicle) de los ix35 y Tucson, el Nexo supone un paso más en el desarrollo de este sistema de propulsión basado en el hidrógeno. Un modelo con el que Hyundai asegura haber avanzado notablemente en materia de autonomía y rendimiento respecto a sus antecesores.

No obstante, el camino que le queda por recorrer al hidrógeno aún es largo. La falta de infraestructuras de repostaje (hidrogeneras) es el principal escollo ante el que se encuentra esta tecnología "limpia". Además, el desconocimiento de la misma por parte de los conductores en términos de eficiencia, prestaciones, seguridad y accesibilidad, le sitúan en una aún débil posición de cara al gran público. Un escenario que en un futuro variará si tenemos en cuenta la abundancia del hidrógeno frente a los combustibles fósiles tradicionales.

Destacados

-El proceso de repostaje de hidrógeno tiene una duración de alrededor de 5 minutos para llenar un depósito.

-Los vehículos de célula de combustible generan su propia electricidad tras el proceso de combustión que se produce al combinar el hidrógeno y el oxígeno.

-Esta tecnología cuenta con la etiqueta de 'cero emisiones' al ser únicamente vapor de agua lo que desprenden sus escapes.