El concepto de la propiedad es uno de los más arraigados entre los consumidores, especialmente entre los españoles. Y esta afirmación aún adquiere una mayor fuerza en el terreno del automóvil, en el que la decisión de compra se ve claramente influenciada la mayoría de veces por cuestiones más pasionales que racionales. Una situación que está en proceso de cambio.

El panorama de la compra de un vehículo se encuentra inmerso en un proceso de cambio que va a modificar de manera radical la percepción del usuario respecto a su futuro coche. En una sociedad actual en la que se busca la inmediatez, flexibilidad y facilidad de cambio en todo tipo de servicios, el automóvil busca su sitio para ofrecer una nueva alternativa de movilidad perfectamente adaptable a las necesidades y economías de gran parte de los conductores.

El denominado "renting para particulares" ha irrumpido con una notable fuerza en el mercado, hasta el punto de contar con una amplia gama de propuestas provenientes tanto del propio sector bancario como de los fabricantes de automóviles. Una alternativa a la compra tradicional que, en la mayoría de los casos, se traduce en notables ventajas de todo tipo para el usuario.

Concebida en un principio como una herramienta financiera, con ventajas fiscales para empresas y trabajadores autónomos, el renting ha permanecido alejado del gran consumidor. Hasta ahora. En la actualidad, este sector ha experimentado una profunda evolución para adaptarse al conductor particular y cubrir sus necesidades de movilidad, despreocupándolo de todo tipo de gestiones, impuestos y operaciones de mantenimiento o reparación del vehículo.Una cuota más

Una cuota másEl notable crecimiento experimentado por el renting en el mercado de los particulares se basa en la simplicidad de un proceso de alquiler de "todo incluido", que se consigue mediante el pago de una cuota fija mensual con un tiempo estipulado, como si de un contrato de telefonía o cualquier otro servicio se tratase.

La totalidad de fórmulas existentes se centran en el pago de una cantidad pactada, que incluye el uso del vehículo durante un periodo de tiempo que suele oscilar entre los 12 y los 36 meses, con un kilometraje también fijado, y en el que se incluyen todos los gastos que rodean la pertenencia de un coche; impuestos, seguro a todo riesgo con o sin franquicia, reparaciones, operaciones de mantenimiento, cambio de neumáticos y, principalmente, el importante desembolso que supone la compra del mismo.

Además, esta opción destaca por la flexibilidad que ofrece al cliente, al contar, en la mayoría de los casos, con la posibilidad de pasar a tener el coche en propiedad, devolverlo o continuar con el pago de nuevas cuotas y estrenar otro vehículo.

Mientras tanto, las propias marcas han decidido apostar por ofrecer sus propios servicios de renting específicos, a los que añaden prestaciones específicas que contribuyen a aumentar su atractivo. Entre otras, el aumento de las garantías oficiales del vehículo, atención personalizada para sus usuarios en materia de comparas, servicios de aparca coches o conductores e incluso aplicaciones para móviles personalizadas mediante las que incluso se puede compartir el vehículo con otros usuarios a distancia.