El verano es época de disfrutar de todos aquellos viajes que nos morimos por hacer. Para miles de personas, supone una temporada perfecta para viajar al extranjero y alejarse de la aburrida rutina. No obstante, a la hora de planear nuestras vacaciones debemos tener en cuenta un aspecto muy importante: cuánto cuesta cambiar divisa y, sobre todo, cuánto costará extraer efectivo en los cajeros de nuestro destino.

Dentro de Europa, en los 19 países que usen la moneda común, el usuario no deberá pagar ninguna comisión al utilizar la tarjeta de débito en los distintos comercios y establecimientos. Pero sí deberá hacerlo si saca dinero del cajero con este plástico.

A la hora de retirar dinero de un cajero, existen diferencias entre las tarjetas de crédito o las de débito. A pesar de que se puede extraer dinero con ambas, la tarjeta de crédito resulta más cara.

A cierre de mayo, bancos y cajas de ahorros cobraban comisiones medias del 4,61% por extraer dinero en el extranjero con una tarjeta de crédito. Es decir, que si se desean extraer 100 euros, habría que pagar en comisiones de 4,61 euros.

Cuando se usan las tarjetas de débito para extraer efectivo el coste es inferior. De media, las entidades españolas cobraban a cierre de junio un 3,98% sobre el dinero solicitado, lo que implica que si el cliente desea 100 euros, debe abonar 3,98 euros en comisiones.

Por tanto, una vez conocidas las tarifas por la extracción de efectivo, cuando se viaja al extranjero conviene contar con una tarjeta de crédito para pagar las compras y una de débito para extraer dinero de cajeros cuando se necesite.

En este contexto, conviene consultar y negociar con el banco las comisiones que se aplicaran en el extranjero por el uso de las tarjetas.

Lo más habitual es que las entidades apliquen sus tarifas máximas. Estas son publicadas en los folletos comerciales y se pueden consultar en cada una de sus oficinas, páginas web o en la página web del Banco de España. Sin embargo, si se habla con el comercial habitual antes de marchar, existe la posibilidad de negociar una tarifa más ajustada.