Son tantas las horas que pasamos en el trabajo que en muchos casos nuestros compañeros de oficina se han convertido en algo parecido a una segunda familia. Son nuestros amigos y confidentes, personas a las que contamos nuestros deseos e ilusiones, nuestras inquietudes, nuestras penas y alegrías y, en algunos casos, hasta nuestros secretos más íntimos. Ahora bien, ¿es una actitud correcta mostrarse tan abierto con personas con las que a priori ´simplemente´ nos une un vínculo laboral?

El entorno profesional es un ámbito complejo en el que no es infrecuente que en ocasiones salten chispas. Y es que precisamente por la cantidad de horas que pasamos con nuestros compañeros de trabajo, es normal que también surjan roces y disputas. Aunque ser honesto es fundamental para mantener una relación ´sana´ con nuestros compañeros y jefes, lo cierto es que un exceso de transparencia puede afectar negativamente nuestras aspiraciones laborales y puede comportar situaciones embarazosas y no deseadas. Por ello, es mejor prevenir y es preferible evitar algunos temas y cuestiones en el trabajo. Estos son algunos de los asuntos en los que es mejor ser discreto.

Nuestro sueldo. Este no debería ser un tema tabú si nuestra empresa practica una política de transparencia salarial. Sin embargo, esto no suele ser así en la gran mayoría de compañías que existen en nuestro país, por lo que es mejor ser discreto y no revelar a nuestros compañeros de trabajo cuánto ganamos, ya sea presumir de lo bien que nos va como para quejarnos por considerar que percibimos una retribución menor a la merecida. Además, si descubres tu salario ante un compañero, puede que vuestra relación ya nunca más vuelva a ser igual.

Nuestras ideas políticas. Tan contraproducente puede ser exponer públicamente a qué partido político votamos como exhibir nuestras ideas contrarias a una determinada formación. Lo único que conseguiremos será que nuestros propios compañeros nos prejuzguen y etiqueten en función de nuestras ideas políticas. Además, puede originar discusiones y encontronazos con nuestros compañeros y jefes.

Nuestra vida sexual. Ni confesar lo mucho que ligamos o las veces que hacemos el amor ni dejar claro que no nos comemos un rosco. Cualquier argumento relacionado con nuestra vida sexual podrá ser usado en nuestra contra, por lo que es mejor no airearlo entre nuestros compañeros de trabajo. Ni a ellos les deben interesar nuestras prácticas sexuales ni nosotros debemos contárselas. Lógicamente, tampoco es nada conveniente ni recomendable especular sobre las preferencias sexuales de tus compañeros o de tus jefes.

Estamos buscando un nuevo trabajo. Tampoco es una buena idea proclamar a los cuatro vientos que no nos sentimos a gusto en nuestra empresa y que estamos buscando un nuevo empleo. Por muy mal que estés en tu trabajo, es mejor ser discreto y no revelar tus planes. Aunque solo lo comentes con tus compañeros, ten por seguro que tu jefe tarde o temprano se terminará enterando. Además, quién sabe lo que nos deparará el futuro, por lo que es mejor actuar con prudencia.

Criticar a los compañeros. Como en la vida, en las empresas hay de todo. Personas con las que nos llevamos mejor y otras peor, personas competentes y otras incompetentes. Pese a ello, debemos evitar criticar a los compañeros con los que sintamos menos sintonía o no nos guste como trabajan. Si lo haces, corres el riesgo de que te vean como un prepotente. Además, quizá el compañero al que criticas tiene algún vínculo con la persona con la que hablas o con tu jefe. Si es así, puedes llevarte sorpresas desagradables.

Tus fiestas locas. Vale, este fin de semana has quedado con tus amigos o amigas y os lo habéis pasado en grande. No hay problema, puedes contárselo a los compañeros con los que te sientas más cómoda, pero evita entrar en detalles que pueden perjudicar tu reputación como la borrachera que cogiste o las 'barbaridades' que hiciste.