Si analizamos estos días la evolución del Ibex 35, el índice principal de la bolsa española y donde miles de españoles tienen algún tipo de inversión, ya sea en acciones o en fondos, podríamos pensar que todo es positivo. De los niveles cercanos a los 9.200 puntos en los que oscila estos días a los 8.550 con lo que lo hizo en la primera sesión del año, la del 2 de enero, media una ganancia aproximada del 7,5% en apenas 10 meses.

Pero si analizamos la evolución en este periodo vemos que la realidad actual de invertir en Bolsa en el Ibex 35 no es tan sencilla. El 18 de abril, por ejemplo, llegó a un máximo de 9.581,90 puntos y en cambio hace poco más de tres meses, el 15 de agosto, su precio era el más bajo del año 8.519 puntos. Esta evolución, extrapolable a todos los principales índices de Bolsa de todo el mundo, define la situación actual del mercado, la volatilidad y los cambios de tendencia.

Elige el plazo de la inversión

En esta coyuntura la complejidad y riesgo de ganar dinero en Bolsa es aún más complejo, pero para nada imposible. Pero en ese objetivo debemos definir dos claras estrategias, a largo plazo y a corto plazo. En la primera la cartera es más estable. Podemos hacer ventas y compras dentro de la cartera en cualquier momento, pero el horizonte es que la acción gane valor dentro de un plazo dilatado.

En el corto plazo, la inversión es más especulativa. Se busca conseguir ganancias en corto plazo comprando barato y vendiendo cuando se consigue pequeñas plusvalías, aprovechando estos cambios de un mercado volátil. Si en toda inversión en Bolsa tener conocimientos elevados o estar asesorado por parte de profesionales es fundamental, en el corto plazo es aún más por su riesgo más elevado.

Estrategias a largo plazo

En el largo plazo lo que se busca son valores con potencial de subida por su generación de ingresos o por estar baratas por diferentes coyunturas de mercado. En este caso la estrategia requiere un menor seguimiento diario de la evolución de las acciones y centrarse en la selección de las que irán incorporando o saliendo de la cartera.

Los puntos recomendables en esta estrategia son los siguientes:

En primer lugar, no elegir solo pocas acciones diferentes, sino hacer una cesta de varios valores para diversificar riesgos.

En segundo lugar, la necesidad de tener liquidez para poder ir añadiendo a tu cartera nuevas oportunidades de inversión.

Y, en tercer lugar, tener paciencia, saber esperar el plazo adecuado hasta que creamos que agote su subida y entonces vender.

En este tipo de estrategia el coste en comisiones de compraventa de la agencia o sociedad de bolsa con la que trabajemos es menos importante, porque no son muchas las operaciones que se realizarán periódicamente. Si son más importante otros gastos como los de custodia de las acciones.

Estrategias a corto plazo

En el corto plazo, la inversión es más especulativa y el tipo de cartera cambia continuamente, realizando incluso operaciones intradía. No se buscan importantes ganancias en el largo plazo sino sumar muchas pequeñas ganancias en el corto, comprando y vendiendo constantemente.

Si en la primera estrategia primaba el análisis fundamental, el de las características económicas de la empresa en la que se invierte, en el corto plazo es el llamado análisis técnico, en el que se estudian las gráficas con el propósito de predecir futuras tendencias.

En este tipo de estrategia sí es más importante elegir un servicio de compraventa económico o de tarifa plana ya que el número de operaciones es muy elevado.

Otra opción, invertir por dividendo

Existe otra opción de inversión, no basada tanto en el aumento del valor de las acciones, sino en los dividendos que paguen las compañías en las que se invierte.

En este sentido se buscan empresas que repartan buena parte de su beneficio a sus accionistas, normalmente en porcentajes que superen el 4%-5% de su valor.

Pero también que sean más estables en su cotización, que su precio no oscile tanto. Valores de empresas eléctricas o de infraestructuras (agua, autopistas), son los más susceptibles de este tipo de inversión. Su mayor riesgo está en que el precio de las acciones baje por encima de lo que se cobra por dividendos.

Invertir en acciones es hacerlo en activos de riesgo, pero incluso en momentos de incertidumbre, siempre bien preparado y asesorado se puede buscar conseguir beneficios a largo y a corto plazo.

Antonio Gallardo, experto financiero de iAhorro