OPINIÓN

Creciendo en Maranello

Sainz escala y Alonso se estanca

Creciendo en Maranello

Creciendo en Maranello / EFE

Ángel J. Castaños

Puede que a algunos la quinta plaza de Sainz en el GP de Emilia Romagna les sepa a poco. Claro que toda la afición esperaría ver al español haciendo podios desde el minuto uno en el que se enfundó el mono de Ferrari. Resulta difícil no caer en el fatalismo al ver cómo su equipo del pasado año, McLaren, sí pudo subir a ese ansiado tercer escalón del podio con Norris. El camino es largo, se necesita paciencia. Sainz ya anunció en la primera carrera que va a ir paso a paso. Y para esta segunda cita, la carrera más cercana a la fábrica de Ferrari, Carlos -con una sinceridad que pocos tienen el valor de desvelar en público- admitía los fallos que le hacen estar, de momento, por debajo de lo que a él y a toda la afición le gustaría. Sus errores con el repartidor de frenada en alguna de las curvas en clasificación le impidieron entrar en la Q3. Pero en una carrera marcada por la lluvia, el madrileño logró la quinta plaza y fue el piloto que más posiciones pudo recuperar en carrera, con cabeza, sabiendo arriesgar lo justo cuando el misil de Hamilton le pasó, y sin buscar líos con su compañero de equipo Leclerc.

La cruz para los españoles vino de mano de Alonso. En Imola vimos algo que llamó la atención: ver a Fernando por detrás de su compañero de equipo en clasificación y en carrera. Cierto que Ocon no es manco y que el asturiano entró en meta justo detrás de Esteban, pero no es habitual ver al “jefe” detrás de su compañero. También aquí deberemos ser pacientes y saber que este no es el año del Alpine. A pesar de sus soluciones mecánicas radicales, como la toma de aire abultada para afilar la trasera del coche en un intento por mejorar la aerodinámica, el monoplaza parece no rendir, al colocar más elementos de refrigeración en altura y renunciar a un mejor bajo centro de gravedad.