Con Murthy, pero sin Bordalás

Peter Lim decide el destino del Valencia en un cónclave con el todavía presidente de la entidad, pero en el que la figura del técnico alicantino vuelve a estar ausente

Una imagen de archivo de Anil

Una imagen de archivo de Anil / Miguel Angel Montesinos

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Ajeno a la velocidad del fútbol, a la toma de decisiones de proyectos en un sector que no espera a nadie, el debilitado futuro del Valencia pende de la reunión entre el máximo accionista Peter Lim y el presidente del club, un Anil Murthy más discutido que nunca en su cargo. Desde el club se ha querido dotar de normalidad a la reunión, de cumplimiento de hoja de ruta, pero la aceleración de la crisis en las últimas semanas, con el mal final en LaLiga, la polémica por los audios de Anil Murthy desvelados por Superdeporte y Levante-EMV y la movilización masiva de los aficionados, han aumentado la presión sobre el cónclave en Singapur del que debe salir el Valencia de la temporada 2022-23. Lim se reúne con Murthy, pero con José Bordalás siempre fuera de la ecuación. Esta será la tercera ocasión en el espacio de un año en el que el presidente se desplaza a consultas hasta Singapur y, salvo en el encuentro telemático tras su llegada al banquillo, Bordalás siempre ha estado apartado de la foto.

Murthy ha viajado hasta Asia desconociendo los planes que tiene en mente Lim y que afectan no solo a su continuidad en el cargo, muy en entredicho, sino también a la figura del entrenador, pieza clave en la que debe pivotar el proyecto. El encuentro entre Lim y Murthy se produce sin que previamente haya tenido lugar la reunión entre la dirección del club con el técnico alicantino. La posición de Bordalás es delicada porque la relación con la entidad está muy deteriorada, sin la confianza mínima entre las partes para seguir conviviendo de cara a la temporada que viene. El vínculo resistente es el económico, que dependiendo de quién sea la parte que decida romper debería cargar con la indemnización correspondiente y nadie se anima a romper.

El Valencia, consciente del distanciamiento casi insalvable con el actual técnico, lleva trabajando semanas en la idea de un sustituto. Y, por otro lado, a Bordalás le preocupa enormemente tener que agarrar las riendas de un proyecto que, tras un primer año de mitad tabla, puede acabar asumiendo objetivos de supervivencia en la categoría si se confirman los presagios de mercado, con Guedes en el escaparate y con Murthy asumiendo las salidas de dos «buques insignias» como los capitanes José Luis Gayà y Carlos Soler.

El propio Bordalás, en la rueda de prensa previa al partido de despedida contra el Celta en Mestalla, ya trasladaba su preocupación, de forma subliminal, por tener que asumir un proyecto debilitado y con objetivos de permanencia: «Si hay salidas tiene que haber llegadas, si no estaríamos debilitando al equipo considerablemente». «Yo como técnico intento crecer cada día pero LaLiga no perdona. Los equipos que están en competiciones europeas y pelean por el título quieren ser mejores. Si no, milagros a Lourdes», añadía de forma muy gráfico el entrenador valenciano.

Con València en plena efervescencia no solo deportiva, sino también social y política en torno al futuro del club, todo depende de los tiempos de Lim. Todo depende del impulso del magnate singapurés, desaparecido del panorama social valencianista en el último año, justo desde que decidiera mover ficha en mayo de 2021 en el Financial Times en las horas previas a la primera manifestación masiva en su contra. Tras un año de silencio, Lim debe posicionarse para definir un Valencia en todos sus estamentos, desde la presidencia hasta el banquillo, y del que ya se puede afirmar ha vuelto a llegar tarde con respecto al resto de competidores.