La última vez que se emitió un Gran Hermano (del universoTelecinco) con anónimos (personas no conocidas de la tele) fue en 2017. Y este fue el año más polémico de toda la historia del reality, ya que incluso se emitió en directo, lamentablemente, la violación de una participante. "Este tema no debe salir de aquí", le decía Super por entonces a la joven, destrozada. No fue lo único que ocurrió a nivel polémico en aquella edición...

Uno de los participantes más conflictivos fue Arístides Alonso (Aris), el primer expulsado de Gran Hermano 13, un joven bilbaíno que entró a la casa de Guadalix de la Sierra previo pago de 70.000 euros. La organización llevó a cabo su casting tradicional, pero abrió una segunda vía para entrar en el programa: una subasta online cuyos beneficios donaría a Cruz Roja para que la entidad lo destinara a fines sociales.

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La determinación del vasco tenía una razón de ser: quería cumplir el sueño de su hermano Ramón, fallecido de cáncer con 21 años, que era fan incondicional del programa. Él nunca lo había visto y tampoco parecía que las relaciones sociales fueran su punto fuerte, con el único integrante del programa con el que tenía buena relación era con el perro.

Después de protagonizar varios conflictos en sus corta estancia en el reality, fue el primer expulsado con el 80% de los votos y al llegar a plató también tuvo un desencuentro con Mercedes Milá, quien le echó en cara el hecho de que usara con demasiada ligereza el término "maltratador", en relación al trato de un compañero a la mascota del programa: "No me arrepiento de nada. Mi vida nunca ha sido justa y sigue sin serlo", dijo el concursante. "Yo entré porque era la oportunidad de entrar en Gran Hermano y donar el dinero y aunque no me creas nunca he visto 'GH'", respondió Aris. "Cambié comprar un piso por Gran Hermano y no me arrepiento", sentenció el concursante entre lágrimas.

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Cada día en Gran Hermano costó a Aris 10.000 euros y él aseguraba haberse gastado sus ahorros en entrar en la casa, pero poco después de su salida, el concursante entró a la cárcel por formar parte de una banda de atracadores que operaba en Asturias y Cantabria.