Pasadas las 7 y media de la mañana el rey Juan Carlos, dejaba atrás las regatas y vestido de traje y corbata, salía de casa de su amigo Pedro Campos con un destino: Madrid, Palacio de la Zarzuela y una palabra en su boca “abrazos”.

Abrazar a la familia, reencontrase con ellos 2 años después de dejar España por los escándalos financieros y fiscales en los que ha estado involucrado. Las cámaras le veían subir al mismo avión privado que le trajo de Abu Dabi el jueves pasado, y llegaba a Madrid donde le esperaba un vehículo que le ha trasladado hasta el Palacio de Zarzuela.

Ahí cara a cara padre e hijo en conversación privada, la primera durante este tiempo de distancias. Encuentro privado familiar, remarca Zarzuela, sin imágenes y sin saber oficialmente los temas abordados. Después almuerzo en una gran mesa familiar. Con más de diez comensales, según distintas fuentes, estaría mujer la reina Sofía, los reyes Felipe y Leticia, la infanta Sofía, la infanta Elena y sus hijos y la hermana de don Juan Carlos, la infanta Margarita con algunos de sus sobrinos. Tras la sobremesa don Juan Carlos dejará la que fue su casa desde hace 58 años y no pernoctará allí. Volará de noche hasta su lugar de residencia Abu Dabi.