Cinco pasos para cambiar tu mentalidad negativa en positiva

La mente y nuestras reacciones se pueden reeducar con el entrenamiento mental adecuado

La mentalidad positiva o negativa es algo que se puede educar también.

La mentalidad positiva o negativa es algo que se puede educar también. / SD

¿Eres de los que piensa siempre en negativo o en positivo? La mente, en la mayoría de ocasiones, tiende a lo negativo como un mecanismo de protección, de seguridad pero en el fondo, se trata de una característica heredada de tiempos donde los peligros acechaban desde que uno salía por la puerta de la cueva. No es que ahora no haya peligros, los hay y son otros, pero el miedo ya no es el mejor mecanismo para superarlo. De hecho, las posibilidades de éxito, y desde luego de una vida satisfactoria, son mucho mayores con una mentalidad positiva.

Al final, lo importante en estos casos es que todo se puede aprender. La mente y nuestras reacciones se pueden reeducar con el entrenamiento mental adecuado. Al igual que nunca es tarde para practicar ejercicio, tampoco lo es para nuestra cabeza y ver la vida de forma más positiva. ¿Cómo podemos cambiar?

Es importante tomar conciencia de lo que pensamos: muchas veces pensamos que lo que pasa por nuestra cabeza es lo normal, o la realidad... y no somos conscientes de la importancia que le damos a las cosas. Ser consciente de ello es muy importante. Una vez que seas consciente, párate y apunta, ya sea mentalmente, o si es posible en tu móvil, o mucho mejor en papel, la de veces al día que has pensado mal de algo o de alguien, frente a las positivas. Si las negativas ganan de forma clara, es bueno que te preguntes por el estilo explicativo que tienes. El cerebro humano no funciona sin explicaciones, todos con el tiempo desarrollamos nuestro estilo según si tendemos a explicaciones más positivas y negativas, algo que tiene mucho que ver con nuestra niñez y educación. El estilo explicativo positivo tiene mucho que ver con la esperanza, con pensar que las cosas se van a arreglar, por lo que una vez apuntadas es bueno repasarlas al tiempo y comprobar cómo, la mayoría de los vaticinios negativos sobre una situación o una persona no se han cumplido.

Decide alejarte de esos pensamientos negativos y pasarte a los positivos. En el lado del estilo explicativo negativo se vive más triste, más angustiado y con menos confianza no solo en los que te rodean sino en definitiva contigo mismo. Hay que pasar página y perdonar están estrechamente vinculados con una actitud optimista. Uno ha de reflexionar, organizarse y decidir hacerlo, y si ve que no puede solo leer de los expertos en el tema y pedir ayuda de terceros. Es un proceso que requiere conciencia y trabajo.

Para lograr tu objetivo tambiés es importante rodearte de personas y cosas que te hacen sentir bien. Dice el dicho popular que "todo se contagia menos la hermosura", así que a más personas y estímulos positivos, más nivel de satisfacción. Sé consciente de las buenas sensaciones: una conversación con alguien que nos hace sentir bien, una comida o cena rica, poner tu música preferida... apunta esas sensaciones en tu cabeza, móvil o libreta. Y sobre todo, rodéate de gente que sume. Y si no puedes alejarte del todo de alguien que te hace sentir en tu núcleo cercano o laboral, minimiza el tiempo de conversación con esa persona.

Como para todo, al final un buen descanso y ejercicio es clave, ya queson los potenciadores natos del optimismo Está más que demostrado que con el ejercicio físico el cuerpo libera las llamadas hormonas de la felicidad e incrementa su bienestar, olvidándo sensaciones negativas que te han ido sucediendo en el día. Además, el ejercicio reduce los niveles de ansiedad, cambia el estado de ánimo, combate la depresión... Y por otro lado, ese aumento del optimismo vuelve a revertir de forma positiva en tu cuerpo, porque un carácter positivo ha sido vinculado con un menor riesgo de morir de cáncer, enfermedades cardíacas y respiratorias, accidentes cerebrovasculares e infecciones. También sabemos que las personas optimistas se deprimen con menos frecuencia, y la depresión está asociada a la mortalidad. Por otro lado, son varias las investigaciones que han demostrado la relación entre falta de horas de sueño y peor estado de ánimo, cualquiera que haya dormido poco y tenido que atender compromisos al día siguiente lo sabe. Pero es que, además, la falta crónica de sueño suele favorecer el desarrollo de depresión y ansiedad.