Es bastante común encontrar a personas peculiares en realities como La Isla de las Tentaciones o Supervivientes, pero también desde hace unos años en First Dates. Hablamos del programa estrella de Cuatro, canal secundario de Mediaset, que suele reunir entre millón y millón y medio de personas frente a la pantalla. Una media de 8% de share no es moco de pavo. Sin ir más lejos, en todo 2023, de las 20 emisiones más vistas de la cadena sólo la visita de Bárbara Rey a 'Viajando con Chester' se ha colado entre un interminable listado de emisiones de First Dates.
Con Carlos Sobera como presentador, son miles de parejas las que han tenido citas en el restaurante más famoso de la pequeña pantalla desde que se estrenó en abril de 2016. Desde entonces, han salido decenas de parejas consolidadas, incluso matrimonios y concepciones. Hay amor y en ocasiones empieza frente a una cámara, que no todo va a ser Tinder y sus trucos para ligar.
Rostros conocidos como Matías Roure, Elsa Anka, Lidia Torrent o recientemente Laura Boado han servido platos y copas para amenizar las citas de los presentes. First Dates es un programa en el que todo tipo de personajes y personalidades tienen su espacio. Los hay frikis, modernos, tradicionales (los menos), extravagantes, con las ideas claras o simplemente con ganas de dar la nota en el programa de Carlos Sobera.
Choque de culturas con el machismo y el feminismo sobre la mesa
Es habitual que las citas entre personas de distintos lugares de procedencia se aprecien diferentes formas de entender la vida y más concretamente los roles de cada género. Lo que es más atípico es lo que sucedió en pleno programa: que el hombre vea machista a la mujer y la mujer vea demasiado feminista al hombre.
Alexa, venezolana que lleva cuatro años en España, esperaba encontrarse con otro tipo de soltero que vistiera más pijo y "con la capacidad económica suficiente" para salir a cenar de forma recurrente e ir de viaje. "Aquí sois muy feministas. Yo soy un poco más... no machista, pero estamos acostumbradas a hombres muy detallistas. A que el hombre sea el hombre de la relación. Yo no quiero ser el hombre de la relación, quiero que sea el hombre el que me consienta a mí", expuso la comensal.
La postura no sentó nada bien a Emilio: "A mí no me gusta nada una chica que sea machista. Prefiero que sea normal, una chica que quiera hacer las tareas del chico y yo las de la chica". Ni en el sexo eran capaces de ponerse de acuerdo, ya que ella se considera más tradicional y él es más liberal en cuanto a las relaciones que busca. Sólo se pusieron de acuerdo en una cosa: no estuvieron dispuestos a tener una segunda cita.