A una cita cada uno y cada una va como quiere. Puede ser un estilo más elegante o más informal, más arriesgado o más a lo seguro, más estándar o más personal. Hay infinitas posibilidades. Pero también existe una tónica generalizada: ponerte lo que más crees que va a atraer a la otra persona.
Estos ejemplos se ven a diario en First Dates. Hay comensales más clásicos y personajes de lo más variopintos. Cada uno intenta conquistar a su cita a su manera. Hasta Iván pensó que era una buena idea llevar una prenda... que horrorizó a Patricia.
Una cita arruinada por la forma de vestir
Patricia llegaba al restaurante con ganas de conocer el amor. Esta estudiante alicantina cuida mucho su imagen tanto a nivel físico al practicar natación como trabajando su peinado: "Mi pelo para mí es todo, me siento insegura si me lo corto". Entró y dio dos besos a Iván, que le estaba esperando en la barra. Hasta que se dio cuenta de algo.
La primera impresión del chico fue ideal: "guapa y con ojazos". No así la de la chica: "Es que me ha venido en chándal, me ha venido con un outfit... bueno, pasable". Patricia recogió cable entre risas al final de la rajada pero su lenguaje visual era claro: la vestimenta arruinó la cita antes de empezar. Y es que Iván llevaba un pantalón de marca Adidas más idóneo para un momento de intimidad con los amigos que para una primera cita.
Poco 'feeling' entre Patricia e Iván
La madrileña afincada en Alicante hizo un esfuerzo por olvidarse del pantalón de chándal y conocer bien al soltero procedente de Valdemoro. Pero ni con esas. El segundo punto de confrontación estuvo en los perros, pues a Iván no le gustan los chihuahuas... y Patricia tiene dos.
Incluso en las relaciones íntimas tuvieron distintos puntos de vista. El soltero no lo considera imprescindible y su cita piensa diferente: "Para mí sí lo es, si funciona eso funciona todo". Por último Patricia estaba esperando que Iván fuera "un hombre muy hombre" y le invitase, cosa que no sucedió. A pesar de los desencuentros el de Valdemoro estaba dispuesto a tener una segunda cita, pero recibió un duro 'no' por respuesta.