La Covid-19 es, con mucha probabilidad, una infección estacional asociada a la temperatura y humedad bajas. Es decir, es de prever que su comportamiento acabe siendo muy similar al de la gripeque tiene sus picos en invierno y después desaparece prácticamente durante el resto del año.

Así lo recoge un estudio liderado por el Instituto de Salud Global (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa, cuyos resultados han sido publicados en 'Nature Computational Science'. Los investigadores señalan también la considerable contribución de la transmisión por aerosoles (es decir, por las partículas suspendidas en el aire) y la necesidad de adoptar medidas que promuevan la "higiene del aire".

Hasta ahora, el covid-19 no se ha comportado de manera estacional: en este último año y medio, ha habido cinco oleadas epidémicas. Los expertos no descartan que haya más, si bien cada vez los picos serán más bajos gracias a la vacunaciónLo que los investigadores de ISGlobal ponen sobre la mesa es que, una vez hayan aumentado aún más las tasas de inmunización de la población general, el coronavirus se vuelva estacional.

"El virus se replica mejor con bajas temperaturas. También sabemos que la vía por aerosoles se ve favorecida en bajas temperaturas o humedades", explica a este diario Alejandro Fontal, investigador de ISGlobal y primer autor del estudio. "No decimos que el virus vaya a tener un comportamiento estacional fijo para siempre, sino que su capacidad de transmisión sigue un patrón estacional, pues hemos encontrado correlaciones de la temperatura o humedad en los momentos claves de subida o bajada de los picos epidémicos", añade.

Sin embargo, la última de las olas, la quinta, tuvo lugar en pleno verano. "Sí. Lo que decimos es que la capacidad de transmisión se ve menguada o aumentada por el clima, pero que este no es suficiente como para generar una ola por sí mismo o pararla", responde Fontal. El mismo destaca que, en verano, se dieron además otros factores, como las concentraciones masivas de jóvenes, el turismo y el aire acondicionado de los espacios cerrados, que hicieron aumentar los contagios.

Pregunta clave

Saber si el coronavirus será o no estacional, como lo es la gripe, es una pregunta clave. "La cuestión de si el covid-19 es una enfermedad realmente estacional se vuelve cada vez más importante, con implicaciones para la implementación de intervenciones efectivas", señala Xavier Rodó, director del programa de Clima y Salud de ISGlobal y coordinador del estudio.

Para contestar esta pregunta, él y su equipo analizaron en primer lugar la asociación de temperatura y humedad en la fase inicial de la propagación del virus en 162 países de cinco continentes, antes de que se implementaran cambios en el comportamiento y en las políticas de salud pública. Los resultados muestran una correlación negativa entre la tasa de transmisión y la temperatura y humedad a nivel global: mayores tasas de transmisión se asociaron con temperaturas y humedad más bajas.

En segundo lugar, el equipo analizó la evolución de esta asociación entre clima y enfermedad a lo largo del tiempo, y si era consistente a diferentes escalas geográficas. De nuevo, encontraron una fuerte asociación negativa para pequeñas ventanas de tiempo entre número de casos y clima (temperatura y humedad), con patrones consistentes durante la primera, segunda y tercera olas de la pandemia y en diferentes escalas espaciales.

Un virus que será "endémico"

"¿Qué creemos? Que una vez haya una inmunidad generalizada hacia estas variantes de coronavirus y este se quedara de manera endémica, sí seguiría unos patrones estacionales como los de la gripe, dada su preferencia por las temperaturas más bajas", destaca Fontal.

El estudio de ISGlobal muestra, además, que incorporar la temperatura en la tasa de transmisión funcionó mejor para predecir la subida y bajada de las diferentes olas, particularmente la primera y la tercera en Europa. "El conjunto de nuestros resultados apoya la idea de que el covid-19 es una infección verdaderamente estacional, similar a la gripe y los otros coronavirus del resfriado común", dice Rodó.

Sin embargo, como destaca Fontal, los "contactos sociales [la interacción social] siempre van a tener mucho más peso que la meteorología", si bien esta última es un "factor que también afecta". "Tanto los picos como las bajadas en general se han visto asociados a estas bajadas de temperatura. Si la quinta ola hubiera sido en invierno, hubiera sido mucho más fuerte", añade.

Esta estacionalidad podría contribuir de manera importante a la transmisión del coronavirus, ya que las condiciones bajas de humedad reducen el tamaño de los aerosoles y por lo tanto aumentan la transmisión aérea de virus estacionales como la gripe. Así, destacan los investigadores de ISGlobal, hay que poner énfasis en la "higiene del aire", en palabras de Rodó, mediante una mejor ventilación de los espacios interiores, ya que los aerosoles pueden permanecer suspendidos durante más tiempo.

"Mensaje a los gobiernos: si vais a hacer modelos de predicción de riesgos de nuevos brotes, tened en cuenta las variables meterológicas: temperatura y humedad", concluye Fontal.