Rusia multa a Google con 357 millones por albergar contenidos sobre la guerra en Ucrania

La multinacional estadounidense no abonará la sanción, pues en junio se declaró en bancarrota y dejó de operar en un país que ha usado la crisis bélica para reforzar su aparato de mordaza informativa

Carles Planas Bou

Rusia mantiene su censura digital. Un tribunal de Moscú ha decretado este lunes una multa a Google de 21.000 millones de rublos (más de 357 millones de euros) por haber albergado contenidos que denuncian la guerra de Ucrania en lugar de retirarlos, como obliga la restrictiva ley nacional.

El organismo que regula las telecomunicaciones en el país, Roskomnadzor, ha asegurado que la sanción se debe a que Google y Youtube –ambas propiedad de la matriz Alphabet– no han bloqueado la "información falsa" sobre la invasión de Ucrania orquestada por el Kremlin ni aquellos mensajes que "propagan el extremismo y el terrorismo", términos con los que se refieren a los movimientos críticos y de oposición al régimen de Vladímir Putin.

Es difícil que la multinacional estadounidense termine pagando esa multa, pues el pasado 17 de junio su filial rusa se declaró en bacarrota, asfixiada por las autoridades rusas, que, un mes antes, optaron por embargar su cuenta bancaria. Antes, Google había pausado la venta de anuncios en Rusia y retirado la monetización de los vídeos de la propaganda rusa. El año pasado, la rama de Google en Rusia ya sufrió pérdidas por valor de 409 millones de dólares. Aún así, la compañía ha mantenido disponibles servicios gratuitos como su buscador, Google Maps, Gmail y el sistema operativo Android para no desconectar completamente al pueblo ruso.

Controlar internet

La multa de hoy se trataría de la mayor impuesta nunca en Rusia contra un gigante tecnológico, según ha apuntado el experto Vladimir Zykov a la agencia de noticias Ria-Novosti. Aún así, este tipo de multas son algo habitual en el país, pues sirven como mecanismo del Kremlin para tratar de controlar la información que hay en internet.

Ya en marzo, poco después de ponerse en marcha la invasión militar de Ucrania, el Kremlin acusó tanto a Google como a Youtube de permitir "actividades terroristas". Es misma acusación le sirvió a Moscú para forzar en mayo la prohibición de Facebook e Instagram –ambas propiedad de la matriz Meta– después que cambiasen sus políticas para permitir temporalmente, y en el contexto de la guerra, los mensajes de odio contra las tropas rusas así como las alabanzas al grupo paramilitar neonazi Batallón Azov, que combate para las filas ucranianas.

La invasión de Ucrania ha servido a Putin para reforzar su aparato de censura y amordazar las informaciones críticas con su gobierno y con el curso de la guerra. A principios de marzo el Kremlin pasó una ley que impone multas de hasta 15 años de prisión a quienes difundan "información falsa" sobre el ejército, una medida que forzó el éxodo de grandes medios de comunicación internacionales.