El Atlético, actual campeón de la Liga Iberdrola, se llevó el título del COTIF con un solvente triunfo ante el Valencia. La veterana Sonia Bermúdez, segunda máxima goleadora la pasada temporada, comandó la victoria ante un rival que, pese a que tuvo el balón durante la mayor parte del partido, no gozó de claridad en los metros finales.

Las rojiblancas fueron las primeras en asumir el mando del encuentro. Contaban con el precedente del partido que los dos conjuntos disputaron hace unos días en la ronda preliminar y quisieron corregir errores. Uno de ellos, mayor contundencia defensiva. El otro, ser infalibles de cara a la portería contraria. En esa pugna por controlar la posesión, a las atléticas les permitió merodear el campo contrario y, con ello, hasta la portería rival.

Sonia Bermúdez marcó un golazo en el 21.’ Aprovechó un centro desde el lateral para empalmar directo a la escuadra. A lo Zidane contra el Leverkusen. El tanto noqueó a las valencianistas, que cuatro minutos después veían como ampliaba distancias su oponente con un tanto de Marta en propia puerta, tras una indecisión en el despeje de la cancerbera Noe, que a la postre, sería sustituida en el descanso. Antes, Joyce dio esperanzas a las suyas. No sólo por el gol, sino también por la belleza de su consecución, con un tanto desde 30 metros que se coló por la misma escuadra. Se quedó sin telarañas la portería de Els Arcs.

En la segunda parte, el Valencia realizó cambios para voltear la marcha del encuentro. Su timidez, sin embargo, no permitió que las colchoneras se echasen excesivamente atrás. Cuando lo hicieron, además, supieron salir con criterio, aprovechando la rapidez de sus atacantes. A los nueve minutos de la reanudación, Carla logró marcar otro golazo. Un balón en largo le permitió retar en velocidad a las zagueras valencianistas. Les ganó, controló y desde más de 20 metros lanzó una maravillosa vaselina.

Un mazazo para las chicas de Jesús Oliva, que pese a encajar el tercero, no le perdieron la cara al encuentro. Las colchoneras dieron un paso atrás y se mantuvieron férreas con el objetivo de defender su ventaja. Las blanquinegras ganaron terreno y se acercaron con mayor peligro a la portería contraria. Fue con más ímpetu que fútbol pues Paraluta, meta rojiblanca, apenas tuvo que despeinarse.