Los pronósticos antes del COTIF 2018 situaban como favorita a Argentina y así se cumplieron. Impusieron su exuberancia física ante un encomiable rival, que quedó fundido por el despegue final de la albiceleste. Marinelli marcó la sentencia en el 91’ y los sudamericanos revalidaron el título que consiguieron sus compañeros en 2012.

En el primer tiempo, Rusia dominó en casi todos los registros. Jugó hasta que acabó reventada ante una Argentina con aplomo. Practicó el mejor fútbol, amenazó con más ímpetu el área rival, transitó mejor la pelota y golpeó primero con un cabezazo de Diveev para el recuerdo. El central aprovechó una falta lateral para volar entre los centrales y conectar un gran remate con el balón. En todo fue superior durante parte del reto. Solo un error del guardameta Grigorian y que aprovechó Colidio para firmar el empate, empañó su actuación. De azote en azote y en un abrir y cerrar de ojos, porque ya en los primeros compases del partido dejaron patente que nadie iba a rendirse.

Tras el paso por el túnel de vestuarios, Argentina se rebeló contra el modelo ruso. La albiceleste dejó atrás su juego sosegado. Imprecisa por momentos, previsible en otros, se arrimó al gol con mucha frecuencia, con un Colidio anclado de ariete y como francotirador permanente. Ahí estuvo el otro duelo del segundo tiempo, que también terminó en empate.

Entonces llegó la prórroga, una expulsión y un golazo de Marinelli. Con superioridad numérica, la albiceleste se volcó con todo en ataque. Acertó y en el 91’, movida por una sobredosis de fe, Marinelli anotó el segundo y definitivo con el que otorgó a los suyos la gloria y el segundo COTIF de su historia.