Parecía que todos los factores estaban confabulados para que el resultado fuera un empate a cero y lo cierto es que durante 84 minutos no hubo modo de burlarlos. Y eso que Levante y Elche estaban ofreciendo un espectáculo más vistoso del esperado, con continuas idas y venidas y oportunidades con las que camuflar que el envite en cuestión no pasaba de un ´bolo´ pre-verano. Precisamente tal vez fue eso lo que originó que los granotas no obtuvieran rentabilidad de jugar cerca una hora con uno más hasta que el gol llegó por su propio peso.

Lo marcó Adrián, oportuno en el área pequeña. Pero el mérito fue de un arreón de Ballesteros, que casi como un extremo hizo un jugadón por banda derecha de esos que no le pegan a un central, y menos todavía a uno tan poquito estilizado como él para correr por la banda, pero que radiografían a jugadores que son algo más en un equipo. Como él lo ha sido en este.

El 1-0 rompió el partido y desarmó definitivamente a los ilicitanos, que propiciaron dos contragolpes letales. Del primero se salvaron, pero del segundo ya no y el canterano Rubén atinó con la red. Justo premio para el Levante y castigo para un Elche que sin venir mucho a cuento se quedó en inferioridad por la expulsión de Samuel antes del descanso, lo que trastocó un encuentro que estaba siendo más intenso que efectivo. Pese a ello, en un Levante en el que Luis volvió a tirar de cantera para darle más nervio, Héctor Rodas, en proceso de clonación a Ballesteros, intervino como si de un veterano se tratara para cortar lo que parecía un gol cantado de Dani Benítez. Luis le ha dado la alternativa para que crezca y él lo hace. Igual que Manu, que aunque en sólo dos partidos está dando más nivel del que le supone a alguien que no estaba entrando en las convocatorias.