La selección española desató la pasión futbolística de 500 jóvenes seguidores residentes en Bakú, que poblaron las gradas del estadio Tofik Bakhramov, en un auténtico choque cultural unido por la admiración que genera la campeona de Europa, en la que Vicente Del Bosque piensa dar descanso a Xavi.

Bakú, capital de Azerbaiyán, entremezcla imágenes de absoluta pobreza con otras de riqueza. No parece tener término medio. El fútbol es gratuito y los más pequeños alimentan su pasión acudiendo a su estadio cada jornada. Para ver a España tienen que pagar y las entradas ya están agotadas por ese sector de la sociedad que sí vive en el paraíso.

El entrenamiento previo era el día de los más pequeños. De niños y jóvenes que no tienen dinero para pagar por ver fútbol, pero que estaban como locos por ver de cerca a sus ídolos, aunque fuese saltándose un estricto control policial. Un solo gesto de amenaza de un policía atemoriza a los azerbaiyanos. La esperanza de tocar a su jugador admirado, de lograr un autógrafo, terminó creando caos en el fin de la sesión y para que el autobús abandonase el recinto.

El juego del Barcelona y su éxito en la Liga de Campeones hacen que enamore fuera de España. Banderas, camisetas, chándals. El equipo azulgrana ganaba por goleada al resto. Sólo Real Madrid, Liverpool con camisetas de Fernando Torres y Arsenal por Cesc Fábregas, estaban representados entre los seguidores.

España se entrenó bajo gran expectación, en un estadio vetusto pero con un césped en buenas condiciones. Los aficionados ovacionaban la salida a cuentagotas de los internacionales. Iker Casillas, Sergio Ramos, Xavi Hernández y Gerard Piqué fueron más aplaudidos que el resto, aunque la locura la desató Fernando Torres.

Entre los cánticos de la grada llegó a haber uno de "Barça, Barça". Mientras, Del Bosque ponía sobre el césped sus ideas y mostraba novedades. Contó con la buena noticia del regreso de los defensas Sergio Ramos y Carlos Puyol. Los dos están para jugar ante Azerbaiyán pero el propio seleccionador ha anunciado que no forzará a ninguno de sus 'tocados'.

Anda el seleccionador preocupado por la carga de minutos de varios de sus jugadores. Especialmente Xavi Hernández. Todo indica a que el cerebro de la 'roja' descansará. Dejará su puesto a Cesc Fábregas que necesita ritmo de partidos para llegar en buen tono a la Copa Confederaciones.

La primera parte del entrenamiento, con una suave carga física, la completaron los 23 elegidos. Piqué y David Silva corrieron con el grupo, antes de trabajar más intensamente en solitario cuando el resto de sus compañeros se disponían a disputar el partido a mitad de campo. La pequeña rotura en el adductor y la lesión muscular en el muslo derecho que sufrían respectivamente ya son historia. El jueves, en el primer entrenamiento en Sudáfrica lo harán entero.

Del Bosque mostró el equipo que tiene en mente para el amistoso en Bakú. Con peto jugó de medio campo hacia adelante los que se perfilan titulares: Xabi Alonso, Cesc, Santi Cazorla, Albert Riera, David Villa y Fernando Torres.

El equipo lo completaban Sergio Ramos, Albiol y Capdevila. El andaluz arrastra molestias en el pubis pero se entrenó al máximo y aunque Del Bosque lo descartó en un principio puede tener minutos.

Tiene más opciones Álvaro Arbeloa y Carlos Marchena que formarían el once junto a Iker Casillas. Los golazos del entrenamiento los firmaron Dani Güiza y Pablo Hernández.

El choque cultural no estuvo presente tan sólo en el entrenamiento. El cambio de costumbres lo vivieron en primera persona Del Bosque, Pepe Reina, Raúl Albiol y Sergio Busquets en sus ruedas de prensa de la mañana.

Los jugadores incrédulos ante la petición de un periodista local de presentarse diciendo nombres y apellidos mientras buscaban sus fotos en la revista regalada por la Federación española. "Hay que venir documentado", dijo Reina dando un toque de humor a la surrealista situación. Más sudó el seleccionador cuando fue examinado con insistencia por el nombre y la posición de algún internacional de Azerbaiyán. La tranquilidad eterna de Vicente tembló por momentos. Mañana, puede convertir a la selección heredada de Luis Aragonés, en la mejor de la historia nacional. Si no pierde superará los 31 encuentros invicto de la época de Javier Clemente.