«Se puede decir que Villarroel ya se ha desvinculado totalmente del Levante». La frase, contundente, la pronunció tras 40 minutos de reunión Vicente Andreu, quien anunciaba así el acuerdo previsto por las dos partes ya desde la víspera para solucionar el caos accionarial con el documento de renuncia a la recompra y que en principio está previsto que se firme el próximo viernes. Unos instantes antes, el abogado José Vicente Santaemilia, que prefería un mal acuerdo a un buen pleito para su cliente, ya había dejado caer la noticia, escueto: «Ha sido la mejor reunión, la más positiva que podíamos haber tenido».

Casi un año después, para Andreu la salida de Villarroel era un hecho: «Ya están claras las condiciones y lo que hace falta ahora es instrumentarlo en documento público y fijar una cláusula que quedará sujeta a que el juez homologue el acuerdo», siguió el administrador, que pese a reconocer el retraso le agradeció a Villarroel que «finalmente no hayamos tenido que recurrir a la vía judicial y se haya resuelto de modo amistoso».

Del acuerdo tanto Andreu como su otro colega presente en la cita clave, Celestino Aparicio, se negaron a ofrecer datos concretos en público, aunque todo apunta a que la propuesta de pagarle 1,2 millones a plazos, que sobre el papel corren a cargo de los futuros inversores, es la que ha salido adelante.

«El acuerdo económico no es un costo sino una transacción de una serie de cosas por las que el Levante no tiene que hacer un desembolso de dinero», señaló Aparicio, demasiado enigmático. «Lo que se ha pactado es perfectamente asumible por el Levante y por quien venga... Además, no supone una carga para la continuidad del club, sino que, al contrario, la favorece».

Más claro fue, en cambio, Andreu: «Él tenía derechos económicos de 4,5 millones a 6 por las acciones y es mucho menos el dinero que se ha pactado. Pero lo importante no es la cuantía, sino la desvinculación y la predisposición que Villarroel ha tenido para no ir al juzgado». Y resumió: «No dista mucho del millón que se ha dicho».

A cambio del acuerdo, que evita que el Levante se hipoteque en un largo camino judicial, Villarroel aleja las posibles demandas preparadas contra él, entre ellas la de reintegración por 1.050.000 euros, pese a que los concursales mantuvieron el secreto sobre los detalles.

«Hemos llegado a una solución: el señor Villarroel ha colaborado para que llegáramos a un buen término y ahora el documento debe rubricarlo o bien él o un apoderado de Cofiser (titular del derecho de recompra), pero las condiciones están pactadas y se firmará a finales de semana. Se trata de un acuerdo bueno para las dos partes», matizaba Andreu, que descartaba sorpresas por parte de Villarroel cuando se le cuestionaba por la posibilidad de que se hiciese el sueco. También lo decía Aparicio: «Suponemos que cuando ha dado la palabra al abogado es porque va a aceptar el acuerdo. Hay que tener en cuenta que se han superpuesto los sentimientos hacia el club antes que los intereses».

Dos propuestas sobre la mesa

Desatascado el nudo accionarial y a falta de la firma con Villarroel, ya fuera del Levante, un hito histórico logrado por la administración concursal tras un año de negociación aunque a cambio de un peaje económico, es momento de encontrar un nuevo dueño: «A partir de ahora hemos de ver qué gente quiere las acciones de la autocartera, porque es fundamental y hay que ponerse en marcha con la mayor celeridad posible. Se argumentaba que la recompra era un impedimento, pero ahora hay que ver si quienes decían eso era sólo por poner excusas o una realidad», afirmó Andreu, quien invitó a los interesados a dar el paso adelante.

«Todos los derechos económicos que tenía sobre las acciones se eliminan y quedan totalmente libres sin ninguna carga para que se puedan adjudicar a quien haga una oferta suficiente, quien planifique la continuidad del club y quien trace un plan de viabilidad, porque el obstáculo sobre la existencia de Villarroel se ha despejado ya», dijo.

Hay dos propuestas: la de un inversor que se entrevistó con la administración concursal hace unos días y la de los empresarios levantinistas aunados por el SAM y que son los propietarios de la mayoría accionarial ajena a la autocartera. Para entrar en el club, además del peaje de Villarroel, deberían afrontar el pago a los jugadores del ERE y el precio que se estime por la mayoría de los títulos, cuyo valor nominal son 5,6 ´kilos´.