«Sergio, Sergio, Sergio». Ese fue el cántico más repetido en la resaca más dulce de la temporada. No era para menos. El más veterano de la clase demostró a los que dudaban de él que los más de 400 partidos en Primera no son por casualidad. «Pegué el balón con el alma y me salió muy bien. Otro día sé que lo mandaré a la tercera gradería», afirma con una sonrisa de satisfacción. Sergio no es un futbolista acostumbrado a marcar goles. Hay que remontarse muchísimo en el tiempo para encontrar el último. Fue en Málaga, hace dos campañas, un 25 de abril de 2009, y de cabeza. En aquella ocasión simplemente le valió para igualar el 1-0 de Albert Luque. «Dí ese grito de rabia porque merecíamos esta victoria. Es como desahogarte, como si te quitas un peso de encima», añade sobre su épico gol.

407 encuentros otorgan mucha experiencia. Se nota en su discurso. Para Sergio lo primordial «es dejar la portería a cero para ganar confianza». «Deseábamos esta victoria, el grupo lo estaba mereciendo. El domingo pasado la rozamos en casa ante el Villarreal, y qué mejor partido que contra el Almería, un rival que lucha por el mismo objetivo que nosotros, para conseguirlo. El trabajo de todo el equipo fue inmenso. Nos merecíamos esta alegría», agrega Sergio. El ex deportivista no sólo se siente orgulloso por el tanto, también por la mejoría que está plasmando el grupo. «Este es el camino a seguir. Tenemos que trabajar muchísimo, dejarlo todo en el campo para conseguir la victoria», destaca.

Un secundario de lujo

Manolo Reina vuelve a sonreír. Su magnífica pretemporada no le valió para empezar de titular. A la cuarta jornada le llegó la oportunidad y cumplió con nota. Su cara reflejaba la satisfacción por el trabajo bien hecho. Sin embargo, la euforia no se apoderó de sus palabras. «Lo más importante es que gracias al trabajo de todo el equipo no encajamos ni un gol y ganamos... independientemente de si jugara yo o no. Eso es lo fundamental», manifiesta el de Villanueva del Trabuco. Reina se sorprendió cuando vio su nombre en la pizarra con los titulares, pocos minutos antes de emprender el corto camino entre el hotel de concentración y el estadio rojiblanco. No fue al único que le chocó el cambio. «No sabía nada, me enteré cuando el míster dio la alineación. Estoy muy contento», sentencia.

Lejos del protagonismo adquirido, Reina resalta la urgencia que estaba empezando a aparecer en le vestuario después de las tres derrotas consecutivas. «El equipo necesitaba puntuar, y con el triunfo ha sido mucho mejor. Contra el Villarreal merecimos más; los resultados nos estaban castigando demasiado. Sabíamos que el Almería es un adversario directo, lo teníamos a dos puntos y por nada del mundo se debían ir a cinco», expone. Manolo ha dado un paso al frente. No jugaba como titular en la máxima categoría desde el 18 de mayo de 2008 en el Bernabéu, un encuentro que casi no se jugó.