La tecnología y el uso de las nuevas redes sociales está atropellando a muchos y el Levante no es una excepción. Un nutrido sector de la plantilla granota es asiduo a participar en ´Twitter´ y ´Facebook´ a través de sus perfiles personales e incluso el club se asoma a estas ventanas al mundo de manera oficial. Sin embargo, para el departamento de comunicación que dirige Alberto Gil empieza a ser un motivo de preocupación el modo en el que algunos jugadores puedan usarlo.

Los usuarios de ´Twitter´ pudieron ver el sábado a Wellington Silva degustar pizzas con sus amigos o ayer contestar preguntas a través de la webcam con el torso desnudo. El brasileño, antes de recalar en Orriols, ya se mostraba muy activo en su perfil e incluso contó a través de él sus sensaciones los días antes de resolverse su futuro.

El club tiene claro que no hay ningún delito en ello y que se trata de un chaval de 18 años, pero es un hecho que esta sobreexposición para un futbolista profesional puede empujarle a traspasar la frontera y chafar algún charco para perjuicio propio. El problema encima de la mesa, no obstante, es cómo plantear la cuestión, ya que tampoco se trata de censurar, sino más bien de establecer una especie de guia de recomendaciones. El Levante, eso sí, no es el único club profesional que se ha visto en esta situación debido a que el poder de las redes sociales se haya vuelto en contra por airear informaciones o comentarios perjudiciales para sus intereses. De todos modos, también es cierto que otros jugadores granotas asiduos a ellas le han dado hasta ahora a estas redes una orientación más positiva.