Mucho se han quejado en el Real Madrid de los árbitrajes en su contra en los últimos meses, sobre todo desde la llegada al banquillo merengue de José Mourinho. Para la historia quedarán las palabras del portugués tras la ida de la última semifinal de Champions y su ya famoso «¿por qué?»; pero la verdad es que los fríos números hablan de todo lo contrario. El Levante, el pasado domingo, fue la última víctima de un mal que se está convirtiendo ya en una costumbre para todo el que visita el Bernabéu, los penaltis en contra. El equipo presidido por Florentino Pérez acumula la espectacular cifra de 11 penaltis a favor y ninguno en contra desde abril de 2011, último partido en el que los colegiados tuvieron el valor de señalarle una pena máxima a un rival de los merengues, concretamente al Barcelona. Un dato que sorprende todavía más cuando, de esos once penaltis, solo uno ha sido señalado fuera del Santiago Bernabéu, ante el Sevilla en el Pizjuán. El resto, un total de diez, le han sido concedidos en su estadio, incluso en varias ocasiones por partida doble, como ante el Athletic, el Atlético y el Rayo Vallecano.

Es evidente que el Madrid es un equipo que ataca más que la mayoría y pisa más veces el área rival, por lo que tiene más opciones de ser objeto de penalti; sin embargo, la misma facilidad con la que se los pitan a favor no es así cuando se los tienen que pitar en contra, como demuestran las flagrantes manos de Higuaín y Pepe ante el Valencia y el Getafe respectivamente, que no fueron señaladas como penalti.