Barça y Athletic están condenados a entenderse con la sede de la final de Copa. La Federación Española de Fútbol, tras varios intentos en vano por contentar a todas las partes implicadas —una vez que el Real Madrid se cerró en banda a ceder el Bernabéu—, ha decidido mirar hacia otro lado y dejar la pelota en el tejado de los dos contendientes. Estos tendrán la responsabilidad de elegir en qué estadio se juegan finalmente el título, salvando las distancias de parecer que ahora mismo tienen: los culés apuestan por Mestalla, y los vascos se decantan por La Cartuja.

El Vicente Calderón continúa como tercera opción. Inviable si la final se disputase finalmente el 20 de mayo, cuando el recinto colchonero acogerá un concierto de Coldplay, pero considerada muy seriamente por ambos clubes si hay cambio de fechas. Bien el 25, que es la alternativa fijada de antemano por si el Barça disputa la final de Champions, u otra, como han rebuscado en el calendario desesperadamente los responsables de la federación estos últimos días. Otro asunto a tratar, por tanto, en la tercera y se supone que definitiva reunión para fijar la sede, prevista para finales de la próxima semana.

La propuesta federativa es Valencia. Sin embargo, el Athletic no la acabe de ver con buenos ojos. Prefiere el estadio olímpico de Sevilla, por mucho que Miguel Ángel López, coordinador de la final en el estamento organizador, asegurase el martes que ni los rojiblancos ni el Barça están por la labor de ir a La Cartuja por la pista de atletismo que hay en la misma.

La afición vasca, y por extensión su club, es reacia a reeditar la final de 2009 por varios motivos. Principalmente, tres. El primero, que no consideran Mestalla un recinto neutral, al encontrarse al doble de distancia de Bilbao que de Barcelona. El segundo, que el estadio blanquinegro cuenta con un aforo más limitado que el Calderón o La Cartuja, con la pérdida potencial de entradas (calculan que 2.000 ó 3.000 por hinchada) que eso supone. Y el tercero, más subjetivo, lleva a pensar a los seguidores rojiblancos que la demanda de sus homólogos culés, más acostumbrados a este tipo de eventos, se reduciría en caso de tener que desplazarse a Sevilla y afrontar el gasto de una noche fuera de casa, con lo que aún les tocaría un extra de localidades.