Paco se pone a 250 mañana en el Rico Pérez. Eso es lo que dicen los números de un guardameta que a sus 35 años alcanzará el cuarto de millar „que se dice pronto„ de partidos oficiales disputados en la categoría de bronce... pero que tiene cuerda para más: «La verdad es que yo me siento joven. Tengo una edad importante, pero intento disfrutar de todos los momentos y seguir hasta donde pueda».

Su trayectoria en Segunda B (a la que habría que añadir también clubes en Tercera y su estreno en Liga Adelante) ha transcurrido por Levante B, Águilas, Novelda, Denia, Alzira y su actual club, Huracán, donde es una piedra angular y capitán. Quizás por ello, porque ahora se siente «valorado», tiene una espina clavada: «Con el Levante pude defender un escudo grande, el Denia me hizo crecer en Segunda B y con Huracán hace dos años disfruté, aunque nos quedamos con la miel en los labios. Aquello fue una pesadilla y créeme si te digo que sigo pensando a veces en la jugada del último minuto en Jaén».

Paco es pasado (una parada suya en los penaltis ante el Bilbao Athletic metió al equipo en aquella histórica cita), presente y futuro en Huracán y por ello, en su efeméride, piensa únicamente en lo que está por venir: «El comienzo ha sido ilusionante y el equipo se muestra muy compacto, bien. Se está llevando a cabo un buen trabajo con el cuerpo técnico después del año pasado, cuando nos quedamos con ganas...».

Es un ilustre veterano ya de una categoría algo denostada, pero que él valora en su justa medida: «La Segunda B tiene ahora jugadores con mucha calidad. Se ha reducido el jugador físico y los entrenadores jóvenes que yo llamo 'enfermos del fútbol' han mejorado la propuesta de la categoría. El físico cuenta, pero hay jugadores con calidad que pueden dar el salto... Mira el ejemplo de Javi Lara».

Mañana volverá a apretar los guantes para seguir disfrutando de su pasión.