El Papa Francisco recibió hoy una camiseta de la selección argentina con el número 10 de manos de Diego Armando Maradona, a quien saludó y abrazó, en el encuentro que mantuvo con los protagonistas del llamado "Partido por la Paz" en el Vaticano. El pontífice argentino intercambió unas palabras con los participantes de este encuentro deportivo.

Entre los asistentes estaban los argentinos Maradona y Diego Simeone, los italianos Gianluigi Buffon y Andrea Pirlo y el colombiano Carlos Valderrama.

Durante su discurso, el máximo representante de la Iglesia católica destacó el papel fundamental que desempeñan los protagonistas del evento y afirmó que, con este encuentro, el fútbol dirá "no" a cualquier tipo de discriminación.

"La discriminación es un desprecio y vosotros, con este partido, diréis 'no' a cualquier tipo de discriminación", declaró Jorge Bergoglio, informó la Santa Sede.

El "Partido por la Paz", el primero de estas características que se celebra, es una iniciativa organizada por Scholas Occurrentes y la Fundación PUPI italiana, fundada por el exjugador argentino Javier Zanetti.

Este evento reunió ayer en un mismo campo a futbolistas de diversas nacionalidades, desde el chileno Arturo Vidal pasando por el argentino Juan Iturbe, el camerunés Samuel Eto'o el alemán Mesut Özil hasta el francés Zinedine Zidane, entre otros.

En él participaron más de veinte latinoamericanos como el brasileño Ronaldinho, el colombiano Freddy Guarín, el argentino Maxi Rodríguez o el ya retirado Iván Zamorano, de Chile.

Palabras en castellano

Antes de iniciarse el partido, el Papa lanzó un mensaje de paz en castellano, la lengua de su corazón. "Buenas noches, me alegra de que estén reunidos para celebrar este partido tan simbólico, donde se resalta la unión de los equipos, la unión de los que están participando como espectadores y el deseo de todos de que haya paz", afirmó el Pontífice en un vídeo emitido en el estadio capitolino.

Jorge Bergoglio destacó la importancia de "jugar en equipo" para que "la competencia, en lugar de ser guerra, se convierta en paz" y saludó a la iniciativa Scholas Occurrentes, una de la organizadoras del encuentro, cuyos miembros plantaron en el estadio el olivo que ha sido donado por el propio Francisco como "símbolo de paz".

Finalmente, el Pontífice se despidió pidiendo perdón por haberse expresado en su lengua materna: "Les pido disculpas por hablarles en castellano, pero es el idioma de mi corazón y hoy les quiero hablar desde el corazón".