"Alfon me da el primero, luego Roldán, con un pase atrás; Carlos dos más...", Alberto Pomer sufre un breve lapsus cuando enumera todos los compañeros que le sirvieron los seis goles en el partido contra el Canals. "Todos son un remate directo, soy ese tipo de delantero", reconoce el propio Pomer, que lleva casi veinte años como futbolista amataeur -tiene 36- y al que aún le quedan cosas por probar: meter dos tripletes en un partido ya no, ya puede tacharlo de la lista.

Antes de repasar el nombre de quienes le ayudaron en la imponente cifra, relata de un tirón cada una de las finalizaciones del último partido. "Cómo no me voy a acordar, si recuerdo los que marcaba en la primera temporada, te hablo del 96", bromea el veterano, que el año pasado superó las 250 dianas como profesional.

Su gesta, claro, tiene un reverso. En el rival provocaron un cataclismo sus seis goles, mas los cuatro que completaron el 10-0. Cuenta que el capitán del Llosa llegó a pedirles que bajaran el ritmo en la segunda parte. "Eso no lo podemos controlar; yo he estado en la otra parte y se sufre", explica, con un leve tono de disculpa.

Lo más sorprendente, quizás, es que en mitad de la jauría de goles, el propio Pomer dejó escapar un penalti. Llevaba dos cuando le tocó dirigirse a los once metros: "Ya me ha pasado otras veces, cuando llevo dos y me dejan el penalti para el hat-trick, lo fallo... Además el penalti no había sido y esos se fallan seguro". Luego marcaría cuatro.

Dice que sigue yendo a entrenar con la ilusión de un cadete, justo al contrario que ocurre con algunos jóvenes. Por cierto, sí que recuerda a todos los que le asistieron: "El quinto es un pase a la espalda de Cerveró y el sexto tras un rechace".