A punto estuvo de encallar el Villarreal en un estadio que ya va perdiendo el aire inocente y exótico del novato en Primera. El Eibar se ha sacudido la displicencia con la que los rivales pensaban viajar a un campo con las gradas recogidas. No ha subido para presentarse cada jornada como carne de cañón y ayer a punto estuvo de mandar escocido a casa a un Villarreal que se pasea por Europa.

Con el Madrid en el horizonte, este partido, entre semana y en un lugar sacado de contexto -en Eibar parece que seiempre se juegue en invierno-, el choque es de los que hace enarcar una ceja a todos los entrenadores en la rueda de prensa previa, sabedores de que casi en estos destinos los partidos transcurren lentos y en medio de un pinzante dolor. Y en efecto, así fue. Se dejó Marcelino a Bruno en el banquillo y la ausencia les debió sonar a guiño arrogante a los locales, porque ante de diez minutos ya habían sacudido al Submarino de una manera que llegó a parecer definitiva. En una sucesión de balones rebotados en el área, el balón cayó a los pies de un central gigante como Albentosa en la línea de fonfo. Este, preso del pánico, reaccionó como nadie esperaba: amagó dos veces a su contrario, con quiebros espasmódicos, y cedió el balón hacia detrás a la llegada de Arruabarrena.

El Eibar vive en ese esteado de felicidad en el que todo parece posible, hasta que un central baile en el área y esas cosas merecen un shock del contrario. En ese estado se sumió el Villarreal que ni siquiera era capaz de asimilar que era dueño del balón. Solo Uche, con un autopase sobre un baldosín, fue capaz de agitar a los suyos, aunque los centrales se adelantaron a su remate en una zona en la que el Villarreal estaba condenado a desvanecerse.

Así que Marcelino espabiló al equipo desde el banquillo. En el descanso Bruno y Vietto sentaron a Tomás Pina y al propio Uche. Poco a poco la inercia cambió y el Villarreal acabó rodeando al Eibar como si acabara de desperezarse. Los de Garitano se fueron encogiendo hasta que por fin Gerard Moreno culminó la lenta invasión lenta como a marea. En la segunda parte dio la sensación de que no había tenido rival el Villarreal, que sin embargo se volvió magullado por un Eibar que golpea poco, pero siempre deja marca.

1: Eibar Irureta, Lillo, Albentosa, Ekiza, Abraham, Boateng (Errasti, 77´), Dani Garcia, Dani Nieto (Capa, 46´), Arruabarrena, Saúl y Angel (Javi Lara, 65´).

1: Villarreal Asenjo, Mario, Musacchio, Gabriel, Rukavina, Espinosa, Pina (Bruno, 46´), Jonathan Dos Santos, Cheryshev (Moisés, 79´), Uche (Vietto, 46´) y Gerard Moreno.

GOLES 1-0 Arruabarrena, m. 7; 1-1 Gerard Moreno, m. 70.

ÁRBITRO Fernando Teixeria Vitienes. taAmonestó a los locales Dani Nieto, Abraham, Lillo, Albentosa; así como a los visitantes Pina, Gabriel, Cheryshev y Moisés.