El entrenador español Juan Carlos Garrido, que ha conseguido dos títulos en cinco meses que lleva al frente del equipo cairota Al Ahly, asegura en una entrevista a Efe que aceptó venir a Egipto porque su club "es el mejor de África".

Antes de firmar, los ecos que le llegaban a Garrido sobre la situación en Egipto, marcado por la revolución de 2011 contra Hosni Mubarak y la destitución militar del islamista Mohamed Mursi en 2013, hicieron que se pensara la oferta. "La situación en el país en el pasado reciente no era la más agradable, esto generó ciertas dudas, pero cuando vives aquí, te das cuenta de que todo es mucho mejor de lo que parece desde fuera", reconoce Garrido, para quien, desde su llegada el pasado julio, el país de los faraones ha resultado ser "una sorpresa agradable".

Asegura sentirse "bien recibido y bien tratado" en un equipo que fue galardonado con el reconocimiento al Mejor Club Africano del Siglo XX, y que el pasado sábado ganó la Copa Confederación africana, el primer título internacional bajo las ordenes de Garrido.

Por ello, en los últimos días, el nombre de Garrido y su foto manteado por sus jugadores ha estado omnipresente en la prensa egipcia.

El culpable fue el delantero Emad Meteib, quien, a falta de unos segundos para que acabase el partido de vuelta de la final, marcó el gol de la victoria ante el Sewe Sports marfileño. "Veíamos que el tiempo se agotaba, pero lo importante es que seguíamos peleando y se consiguió en la última jugada, así que sentimos mucha alegría porque era por lo que todos habíamos luchado", señala.

A este título, que por primera vez alcanza un club egipcio, se suma la Supercopa nacional, que el equipo de Garrido consiguió el pasado mes de septiembre al llevarse el derbi contra el Zamalek en la tanda de penaltis. "Los éxitos son el fruto del trabajo de un colectivo, pero también me dan una satisfacción profesional y personal. Vivir esta etapa es muy reconfortante", subraya el técnico valenciano, tras haber vivido etapas difíciles en su carrera.

Después de cinco meses en la liga egipcia, Garrido reconoce el talento de sus jugadores "porque es una sociedad apasionada por el fútbol".

"Siempre que los niños juegan al fútbol, salen jugadores; lo que se trata es de ordenar esto y conseguir que se convierta en un hábito de trabajo", agrega.

Pese a ello, el técnico reconoce que la liga española y la inglesa son "las dos mejores del mundo" y que están a un nivel profesional "al que ninguna otra llega".

Sin embargo, el exentrenador de Betis y Villarreal -entre otros equipos-, afirma estar satisfecho con el nivel de Al Ahly, donde "casi todo está muy organizado y muy trabajado, como suele pasar en el resto de clubes profesionales".

La principal enseñanza que Garrido intenta transmitir a sus jugadores es que "el trabajo diario en los entrenamientos es fundamental para tener buen rendimiento".

"Lo que sí veo, y estoy contento de lo que estamos consiguiendo, es un espíritu de lucha que hasta la fecha es lo que nos ha dado dos títulos", destaca.

Ese mensaje, Garrido puede transmitirlo gracias a su traductor, Osama, que, con su perfecto español aprendido en Barcelona, es la pieza clave para que la comunicación entre entrenador y jugadores fluya a la perfección.

A pesar de sus éxitos en El Cairo, el técnico tiene una espina clavada. El público tiene prohibida actualmente la entrada a los estadios de fútbol en competiciones nacionales, cuyos encuentros se juegan a puerta cerrada.

Este veto se adoptó después de que en febrero de 2012 los enfrentamientos en el estadio de Port Said entre seguidores de Al Ahly y del local Al Masri acabaran con la vida de 74 personas, la mayoría hinchas del equipo cairota.

"El que no haya aficionados en el campo es algo negativo. Lo que convierte al fútbol en un deporte tan especial es que haya tanta afición y que tanta gente vaya al campo", resalta.

El pasado sábado, durante la final de la Copa Confederación africana, al tratarse de un partido internacional, 25.000 aficionados cairotas sí pudieron disfrutar de la victoria de su equipo.

Garrido espera que pronto se les permita hacerlo también en los encuentros nacionales para que pueda vivir un partido de liga con su público durante su etapa en Al Ahly.

"Tengo pensado quedarme el tiempo que dice mi contrato, que son dos años", sostiene el entrenador, que no ha planeado qué hará después porque, de momento, su objetivo pasa por que su equipo "gane todos los títulos que dispute".