Recientemente el valenciano Juan Carlos Garrido lograba dos títulos casi consecutivos al frente del Al Alhy egipcio y se convertía en una especie de referente para todos aquellos entrenadores, cada vez más, que exporta el fútbol valenciano año tras año.

Sin entrar a valorar casos como los de Luis García (afincado en Altea y actualmente en el Baniyas de Abu Dabi), Juande Ramos (criado en Elche y cuya última aventura profesional fue el el Dnipro ucraniano) o Benito Floro (seleccionador canadiense absoluto asturiano y de Silla casi a partes iguales), nuestro territorio sigue generando un elevadísimo número de técnicos anualmente que salen tanto de los cursos federativos, como de los privados y públicos que se imparten por nuestra geografía. Nuestro fútbol de élite no puede dar cabida a todos y es por ello que muchos optan por marchar allén de nuestras fronteras para trabajar.

A los más conocidos hay que añadir clásicos como Quique Hernández y José Carlos Granero, director deportivo y entrenador del Veria griego, y también más jóvenes que buscan su progresión internacional en lugares exóticos. Son los casos de Juanlu Martínez, técnico nacido en l'Olleria que lleva ya cuatro campañas enrolado en el Dínamo de Moscú como Director de Formación de la Academia del club moscovita; Óscar Fernández, quien tras su progresión meteórica en el Valencia que le llevó a dirigir incluso dos partidos al primer equipo se desplazó posteriormente hasta Qatar para llevar a cabo labores de técnico de formación en la prestigiosa academia de Aspire; Álex Pallarés que tras su odisea en Kazan recaló en junio en el Al-Jazira de Abu Dabi; o el último en salir, Rubén Sellés, que hasta hace nada era seleccionador sub'16 valenciano y que a partir del día 3 de enero se convertirá en técnico del Stromsgodset noruego, o más concretamente en entrenador de campo durante la semana de David Nielsen. Es el mejor ejemplo del técnico valenciano que emigra de la 'terreta'.