El central Jerome Boateng le propinó a Pep Guardiola, entrenador del Bayern de Múnich, la tradicional ducha de cerveza en la celebración del título de la Bundesliga, cuando el preparador catalán parecía creer que se había librado de ese destino.

Cuando la cerveza empezó a circular Guardiola corrió hacia el vestuario y pareció desaparecer pero volvió al lado del campo cuando los jugadores empezaron a ducharse entre ellos, siendo Pepe Reina uno de los más activos.

En ese momento, Boateng se le acercó por detrás y lo sorprendió echándole un jarrón de cerveza en la espalda.

Guardiola sabía que las posibilidades de cerrar la temporada en seco eran remotos y en lugar de chaqueta había estado con un jersey en el campo.