El fútbol vuelve a teñirse de luto por culpa de la violencia. Esta vez ha sucedido en Monte Grande, en la provincia de Buenos Aires y el futbolista asesinado ha sido Rodrigo Espíndola, jugador del Nueva Chicago, de la Segunda División de Argentina. Los hechos ocurrieron el jueves cuando el futbolista fue abatido con un arma de fuego en el pecho cuando unos individuos intentaron robarle. Espíndola fue trasladado de urgencia a un centro hospitalario, pero nada se pudo hacer por su vida. El vicepresidente del club, Daniel Ferreiro, confirmó la muerte del jugador, que había recibido un impacto de bala en el tórax durante lo que ha sido definido como "un hecho más de inseguridad".

Los hechos son aún confusos. Ferreiro explicó que el defensa salió de su casa para despedir a unos familiares y para recoger su coche. Rodrigo Espíndola vio entonces cómo dos personas intentaban entrar en su casa, donde se encontraban su mujer y su hijo. "Se interpuso y recibió un balazo delante de su esposa y de su hijo", aseguró el vicepresidente del club, en cuyo anagrama luce ahora un crespón negro en su perfil de Facebook. El disparo alcanzó en el tórax al jugador, que rápidamente fue trasladado al Hospital Santamarina, de Monte Grande, donde fue operado de urgencias debido a la gravedad de sus heridas. Rodrigo Espíndola, apodado Rulo, falleció en el quirófano. "Ingresó al hospital a las 22.35 con compromiso vascular y hepático. Mientras era intervenido quirúrgicamente entró en paro y se lo tuvo que estabilizar de urgencia", informaron los cirujanos minutos antes del fallecimiento del jugador.

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