El verano para Florentino Pérez ha sido tranquilo. Demasiado para lo que tiene acostumbrado al mundo del fútbol. El Real Madrid tan solo ha acometido un fichaje, el regreso de Álvaro Morata a la disciplina merengueÁlvaro Morata. El máximo mandatario del equipo capitalino se ha puesto mano a la obra con las renovaciones de Cristiano Ronaldo, Bale y Modric.

La del luso no tendrá mayor complicación, puesto que han anunciado ya que le realizarán un acto acorde al ego de goleador a mitad de septiembre. Y la del croata tampoco supondrá ningún quebradero de cabeza para la entidad, puesto que ya ha manifestado abiertamente que no quiere abandonar el Madrid.

Sin embargo la ampliación de contrato del galés no lleva tan buen camino. Bale ha demostrado este verano y en las dos jornadas de liga disputadas que puede ser un referente para Zidane. Y según el rol que considera que merece el británico se ha desmarcado pidiendo 17 millones por temporada. Al parecer la renovación de su compañero campeón de Europa con Portugal se marchará a los veinte millones de euros. Este hecho no ha gustado nada al entorno de Bale, y aunque pretende continuar vistiendo la camiseta del Bernabéu, utilizará una oferta del Manchester United como arma arrojadiza para aumentar la propuesta económica del Florentino Pérez. El presidente del Madrid ahora tiene un lío bastante gordo. Si eleva el escalón de emolumentos del jugador de Gales, Sergio Ramos, Kroos y Benzema, pendientes de todas las extensiones de contrato, podrían también demandar una cuantía mayor para sus cuentas corrientes por continuar siendo futbolistas merengues. Lo que queda de manifiesto en esta operación es que Gareth Bale no quiere seguir siendo el segundón del Madrid.