Estambul vivió en Nochevieja una nueva pesadilla. El terrorismo volvió a golpear a la ciudad turca, esta vez en un local de moda, Reina. Una persona armada con un fusil, disfrazada de Papá Noel, se plantó delante de la discoteca y disparó contra un policía y un civil que se encontraban delante, antes de entrar y abrir fuego contra cientos de personas (se hallaban unas 800) que celebraban la última noche del año y daban la bienvenida a 2017. Una masacre que dejó 39 muertos, entre ellos 16 extranjeros, y 69 heridos. Este club, muy conocido por la alta sociedad turca, es frecuentado por personajes del mundo del fútbol. La mayoría de los futbolistas que militan en Estambul suelen acudir cada fin de semana, además de actores y otras celebridades de la ‘jet set’. Reina cuenta con restaurantes de alta calidad y una terraza espectacular con unas vistas inmejorables al Bósforo. Se ubica en uno de los barrios más elitistas de la ciudad, Ortakoy, en la que viven muchos de los jugadores de la liga.

Un futbolista profesional se encontraba allí, vivió toda la pesadilla y pudo salvar su vida: Sefa Boydas, del Beylerbeyi de la Tercera División otomana. 10 minutos después de su llegada a la discoteca más elitista de Estambul, junto a dos amigas, Boydas huía del caos y la muerte. «Justo en el momento en que nos instalábamos cerca de la entrada, hubo mucho polvo y humo. Sonaron disparos. Probablemente hay más (muertos), porque a medida que yo avanzaba, algunas personas pisoteaban a otras», describió a France Press. Al escuchar los disparos, «muchas chicas se desmayaron», aseguró. Fue el caso de una de sus amigas. «Me la cargué en la espalda y empecé a correr inmediatamente. No sé cómo logré huir. En momentos así, uno no espera. Los tiros se oían a la izquierda, por lo que corrimos directos hacia la derecha. Seguramente unas 50 personas lograron huir de esta manera», relató conmocionado por el drama. Fruto del pánico fueron muchos los que saltaron a las aguas del Bósforo para escapar de las balas. La policía llegó rápidamente, pero «no pudo hacerse con el control de la situación de forma inmediata, porque no sabía quién era el atacante. Todos éramos sospechosos», describió en primera persona. Las autoridades anunciaron un despliegue de 17.000 policías en Estambul para los festejos de Año Nuevo.

Boydas tenía un presentimiento: no quería ir al Reina porque temía «una pelea, alguna cosa, una bomba». Turquía sufrió el año pasado varios atentados, muchos de ellos en lugares frecuentados por turistas, como este local de moda. «¡Esto no puede ocurrir en un lugar como el Reina!», le dijo un amigo y se dejó convencer. «Nuestros corazones sangran», escribió Mehmet Kocarslan, el propietario de este local estrella de la vida nocturna de Estambul, en su cuenta de Facebook.

La cruel historia de Fatih Çakmak

Fatih Çakmak es unas de las 39 víctimas de la tragedia en la discoteca Reina. Este agente trabajaba en la seguridad del estadio del Besiktas cuando el 10 de diciembre se produjo un doble atentado en sus inmediaciones (en los aledaños del estadio y en un parque próximo) que provocó 38 muertos, la mayoría policías, tras un encuentro contra el Bursaspor. En aquel entonces salió indemne. Sin embargo, tres semanas después volvió a ser víctima de otro ataque terrorista que desgraciadamente ha terminado con su vida.

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