De futbolista descarriado del Manchester United a sacerdote. Lo ha hecho el centrocampista norirlandés Philip Mulryne, que tras colgar las botas en 2009 escuchó la llamada de Dios y hoy es el capellán de Newbridge College, una escuela secundaria irlandesa y católica a 40 minutos de Dublín.

Mulryne se formó en las categorías inferiores del United desde los 14 años. En 1999, y pese a haber debutado a las órdenes de Alex Ferguson, se marchó al Norwich City, con el que ascendió a la Premier League. Después jugó una temporada y media en el Cardiff City, unos meses en el Leyton Orient y una última en el King's Lynn.

Antes de eso, tras 27 internacionalidades, fue apartado de la selección de Irlanda del Norte por una noche de desmadre. En aquella época loca Mulryne llegó a comprarse tres o cuatro coches al año. Quemó dinero, salió con modelos despampanantes y disfrutó hasta que se dio cuenta de que aquel estilo de vida no le llenaba.

Fue entonces cuando se declaró en bancarrota para cumplir el voto de pobreza y lanzarse definitivamente a los brazos de Dios. Hoy en día mantiene el contacto con algunos exjugadores como Mackay y Bellamy. "Mi vida como futbolista tenía un propósito, pero creo en la idea de tener cuerpo y alma. Usé mi cuerpo para jugar al fútbol y mi alma me llevó a seguir esta vocación", sentenció en una conversación con The Times.