Como ocurrió hace un año en la final de Cardiff, la Juve tuvo poco o nada que ver con aquella que en su día sabía cómo encontrarle las cosquillas al Real Madrid. A contrapie desde el primer compás, los de Allegri se quedaron tirados en los cuartos de final y ante su público por la incomparecencia de sus principales estrellas, en especial un Dybala que demostró estar muy lejos de Messi y también de un Cristiano que, en plena forma, tiró del Madrid con un doblete y un golazo de chilena.

Cristiano ha vuelto a plantarse en el momento clave de la temporada en un pico altísimo de forma. Un alivio para el Madrid, que tras haberlo echado en falta disfruta ahora de sus goles tanto en LaLiga como anoche en la Champions. Sin tiempo para haber roto a sudar, el portugués cazó un centro de Isco a los tres minutos para adelantar a los blancos. Lleva ya 14 goles en 9 partidos en Europa y otros nueve consecutivos más en los que ve puerta.

Zidane repitió el equipo titular que se impuso en Cardiff al decantarse precisamente por el asistente Isco por delante de Bale (ni un minuto), Marco Asensio y Lucas Vázquez. Más cambios hizo Allegri, con Asamoah como lateral izquierdo, Alex Sandro en posición más adelantada y Matuidi de salida en el banquillo.

Con ventaja en el marcador y la manija del partido, el Madrid saldó con relativa comodidad los primeros minutos de un envite que se suponía más complicado para sus intereses y al que pudo llegar al descanso con la eliminatoria prácticamente sentenciada si un tiro marca de la casa de Kroos hubiese encontrado la red en lugar de la madera.

A la espera de que Dybala diera un paso al frente al borde del intermedio, la Juve vivió a base de arreones y de sacar provecho de las dudas de Varane, envuelto en las mejores acciones de peligro bianconero y combinando unas de cal con otras de arena. Keylor Navas sacó un remate a bocajarro de Higuain, mientras que Chiellini perdonó con un cabezazo picado pero desorientado y el árbitro pasó por alto un posible penalti por manos de Casemiro.

A los puntos el combate estaba igualado; en eficacia, el Madrid se iba por KO. Y así fue como acabó sentenciando, ya en la segunda parte, cuando los italianos fueron incapaces de resistir en pie al intercambio de golpes. El mejor de todos volvió a ser de Cristiano, cuya chilena Zidane celebró desde la banda con un gráfico «mamma mia».

El remate a centro de Carvajal le salió perfecto, con fuerza y altura, lejos del alcance de Buffon. Dicho por él, era el gol que llevaba tiempo buscando. Lo encontró en una noche importante para su equipo, al que deja con los dos pies en semifinales después de que el acoso local, sobre todo en las botas de un desacertado Dybala, quedara en nada.

Dybala fue precisamente la encarnación de la impotencia de la Juve. Sin haberse repuesto aún del 0-2, el argentino fue expulsado tras ver la segunda amarilla por juego peligroso. La primera se la había ganado por simular una falta al borde del área. Triste broche para una Juve que aún se llevaría la puntilla de un tercer gol, obra de Marcelo. Y gracias a que no hubo cuarto ni quinto.