El Ontinyent deberá buscar la heroica en tierras gallegas para conseguir una Copa Federación que se ha puesto cuesta arriba. En un duelo intenso, igualado y trabado, en el que el Pontevedra se llevó el gato al agua con un tanto de Álex González en el añadido. El conjunto de Vicente Parras salió en tromba y con ganas de inaugurar el marcador. Sascha dispuso nada más iniciarse el encuentro de una ocasión clara que desbarató un defensa gallego en la línea de gol. mientras que Raúl González probó desde lejos un tiro que fue detenido por Anxo. Con el paso de los minutos el juego se fue equipibrando y el cuadro gallego reaccionó por medio de Iván Martín y Berrocal, quienes realizaron las primeras aproximaciones con relativo peligro a la meta de Satoca. Fue Iván Martín el que gozó de la mejor ocasión visitante tras rematar de cabeza un centro de Marcos y que obligó al portero ilicitano a realizar una buena intervención.
Doble ocasión gallega
El guardameta del Ontinyent tuvo una actuación providencial en el tramo final de la primera mitad tras realizar dos paradas consecutivas de mucho mérito después de un lanzamiento de Prosi desde la frontal del área y de Jorge en el punto de penalti que perfectacamente podrían haber sido gol.
El paso por el vestuario sentó bien a los de Vicente Parras que trataron de arrinconar la portería de Anxo a base de internadas por la banda y centros que no terminaron de encontrar a ningún rematador, aunque hicieron despertar a la afición. El Ontinyent lo siguió intentando de manera infructuosa. El capitán Juanan probó fortuna con dos disparos envenenados desde fuera del área que se fueron arriba por poco, así como Sascha que remató blando un buen centro de Tito. Parras dio entrada en los últimos minutos a Leonardo Miramar quien fue sancionado con un fuera de juego muy dudoso en una acción en la que se plantaba solo ante Anxo. Con el choque abocado al empate, el Pontevedrá asestó un golpe letal con el tanto de Álex González en el añadido. Tito lanzó a la madera en la última acción del partido. La fortuna fue esquiva.
