«¡Campeones, campeones!». Un grito liberador envolvió ayer a la localidad ilicitana después de que el Elche recuperarse su lugar en la Segunda División. Pero mientras toda Elx celebra el éxito de su equipo no se puede olvidar la difícil empresa que han logrado. La plantilla se dio un baño de masas y celebró con su gente un objetivo que ha costado más de lo que se esperaba allá por agosto de 2017 y que deja dos nombres propios: Nino y Pacheta.
La travesía por la categoría de bronce tenía como entrante el Grupo III más competido de los últimos años con proyectos punteros como el de otro clásico como el Mallorca. Pese a haber apostado todo al negro tras dos cambios de entrenador y el camino largo del ascenso fue José Rojo quien alcanzó el éxito. Pacheta devolvió el empaque y el carácter ganador al Elche con un final de año espectacular y que casi les permite disputarle el primer puesto al Mallorca del valenciano Vicente Moreno.
La presión era máxima, ya que las penurias económicas obligaban a un rápido regreso al profesionalismo tras salvar un concurso de acreedores. Vicente Mir fue el elegido para esa hazaña, que no completó tras ser destituido en la jornada 14 y en la segunda plaza. Tras él llegó Josico Moreno. Este tampoco dio la regularidad necesaria, firmando jornadas fuera de las plazas de promoción. Tras 12 partidos y un encontronazo con Nino salió del Martínez Valero.
Tiempo para sonreír
Pacheta y Nino se llevaron la palma y acapararon la mayoría de ovaciones y de aplausos. El veterano delantero fue el gran héroe de la promoción con sus goles. Con el clásico «We Are The Champions» de fondo el autobús recorrió las calles de Elx. Después fue el turno para la visita institucional al Ayuntamiento, donde el alcalde Carlos González tomó la palabra: «El Elche es un club de Primera y hay que trabajar para volver a Primera», dijo. Tras los parlamentos desde el balcón y un castillo de fuegos artificiales, la plantilla se traslado a la Basílica de Santa María para realizar la ofrenda floral a la Patrona de la ciudad.
