La buena sintonía que había con el Atlético ha pasado a mejor vida. Ni el protocolo se salvará en la visita colchonera del sábado, ya que el Villarreal ha roto oficialmente relaciones y no organizará la habitual comida entre clubes, como desvelaba este martes Diario As. Las formas del fichaje de Rodri Hernández y, para colmo, el del sub-17 Germán Valera han llevado a los dirigentes amarillos a cortar por lo sano. Consideran inadmisible que después del malestar generado por cómo captaron al medio, en pleno proceso de renovación, los rojiblancos se lanzaran a la caza del jovencísimo extremo sin miramienot alguno.

Fernando Roig denunciaba en mayo que en la continuidad de Rodri había «interferido un club que habla mucho, pero hace cosas diferentes a lo que habla». Entonces, aun así, el presidente aseguraba aceptar con «deportividad» la marcha del internacional absoluto. Peor ha encajado que a final de verano el Atlético incorporara también a Valera, que ya había iniciado la pretemporada con el juvenil amarillo después de su experiencia con el Roda en edad cadete.

Los colchoneros argumentan en su defensa que no han ido en contra de la legalidad. Que el extremo estaba libre y, por eso, eso la federación tramitó su ficha por el Atlético sin problema alguno. En el Villarreal recuerdan el 'pacto de caballeros' alcanzado entre clubes de LaLiga para no quitarse menores de 16 años para justificar su malestar.