River y Boca lo dejan todo para la vuelta. En un partido jugado a flor de piel, en el que la táctica importó poco y el corazón mucho, donde el centro del campo apenas existió y las áreas llegaron hasta el círculo central, River perdonó y la Bombonera le igualó en fuerzas este domingo en el primer envite de la final de todos los tiempos.

El encuentro pareció de todo menos uno de ida y los dos equipos jugaron como si fuera a haber un campeón al término de estos noventa minutos. Esa ruleta rusa fue un error de Marcelo Gallardo y Guillermo Barros Schelotto, que pagaron los dos pero dejó un sentir más agridulce para el "Muñeco", cuyos pupilos tuvieron una actitud ganadora, pero dejaron todo abierto para la vuelta.

Ese combate a los puntos lo aprovechó el planeta fútbol, con un duelo de los que antes se guardaban en vídeo y que ahora se reproducen en Youtube, mientras Gallardo veía cómo los suyos cumplían la máxima de que si pierdes tus oportunidades, lo pagas.

Rossi, salvador

Falló primero Gonzalo "Pity" Martínez en una falta que fue desde el vértice a la escuadra y se encontró con Agustín Rossi, erró segundo Rafael Santos Borré en un buen cabezazo en el que volvió a aparecer Rossi, y el propio colombiano, ya con 1-1, se plantó solo en el área y la desvió... Rossi. El arquero, denostado en otros tiempos, fue la pesadilla del "Millonario" en la primera mitad.

En ese acto inicial, Lucas Pratto fue el único que supo batirle y dar vida a River, que funcionó mejor que el Xeneize pero se fue al descanso 2-1 abajo, en una tarde desesperante para Gallardo, que lo veía fuera del estadio por sanción.

Los visitantes fueron los que más rápido vieron que el choque iba más de emociones que de posiciones e hicieron daño con flechas como el "Pity" y Exequiel Palacios, quienes, verticales, crearon inseguridad en una defensa de Boca que resistió haciendo malabares, con Rossi como contrafuerte y con Ramón "Wanchope" Ábila y Darío Benedetto en su rol de tipos listos en el área.

El gol de River llegó por otro impulso, pocos segundos después del tanto local, con un pase del "Pity" que llegó a Pratto entre los centrales. El "Millonario" dijo que, si quería, lo podía empatar. Y lo hizo, pero nada más.

En la segunda parte, cuando parecía que la calma le había ganado al desorden, sobrevino una de las acciones más imprevisibles del balompié, el gol en contra.

Carlos Izquierdoz peinó hacia su portería igual de bien que su compañero Darío Benedetto lo había hecho en la contraria, solo que con la reacción completamente opuesta de la cancha, el silencio incrédulo y la celebración en el banquillo de River, que veía un empate justo.

A punto estuvo Santos Borré de autoexpulsarse -hizo un gesto ofensivo contra el árbitro cuando este le sacó amarilla- para hacer el partido aún más puro de lo que ya era.

Los últimos minutos se asemejaron más al plan inicial que llevaba Gallardo, con los tres centrales jugando su papel aunque durante la mayor parte del día fueran inútiles.

Pero, conocedor del riesgo, el equipo que había arrinconado a Boca en su propia casa en los primeros veinte minutos de juego prefirió no lanzarse a por la victoria.

En el epílogo aún salió Armani, que casi siempre sale, para salvar la locura Xeneize en un mano a mano contra Benedetto y hacer el duelo más épico de lo que ya era.

Quedó todo para la vuelta en el Monumental, el 24 de noviembre. Aunque en los primeros compases River lo tuvo todo para desequilibrarlo a su favor, acabó por usar el comodín de su guardameta estrella para dejar un empate en el marcador y nervios en la Argentina entera.