El árbitro rumano Ovidiu Hategan se enteró de la muerte de su madre en el descanso del partido entre Alemania y Holanda, correspondiente a la Liga de Naciones, pero completó el partido a pesar de la terrible noticia y acabó siendo consolado por los futbolistas. Y tras el pitido final llegó la imagen que ha conmovido al mundo del fútbol. El abrazo del capitán de Holanda, Van Dijk. El central tulipán, que anotó el gol de la selección de Koeman en el último suspiro, se olvidó de su éxtasis y apareció para abrazar a Hategan. "Se rompió y se fue con lágrimas en los ojos. Le deseé fuerza y le dije que había hecho un buen trabajo. Es un pequeño detalle, que espero que le ayude", señaló Van Dijk.

En las imágenes que se han podido ver se observa además cómo Hategan se echa la mano a los ojos para tratar de disimular su tristeza mientras Van Dijk le sujeta la cabeza y le da un abrazo y le susurra algo al oído. La Federación de Fútbol de Rumanía ha confirmado a la agencia 'dpa' la muerte de la madre del árbitro. La Federación Alemana, que era local en el duelo disputado en Gelsenkirchen, ayudó a Hategan, de 38 años, a volver a su casa lo antes posible.

El partido, correspondiente a la última jornada de la UEFA Nations League, acabó 2-2 y Holanda se clasificó a la 'Final Four' del torneo recientemente creado por la UEFA, pero definitivamente lo más importante del duelo fue la profesionalidad mostrada por el árbitro rumano y la reacción del capitán de Holanda, que incluso en un momento de éxtasis y celebración, tuvo como prioridad el tratar de dar ánimo al colegiado en una situación límite como la que es perder a un familiar.