Menos de dos semanas pueden ser decisivas para el Villarreal. Para el ánimo de la plantilla, para el técnico y sobre todo, para el listón del equipo en esta temporada de altos y bajos. Mañana, en la vuelta de Copa del Rey contra el Almería, el conjunto amarillo pone en juego su orgullo ante un equipo que despertó cuando parecía noqueado. Y desde ese duelo hasta el último de este 2018, pasarán doce días. Dos de LaLiga Santander, uno de Copa y otro de la Europa League y en todos ellos hay mucho en juego. Eso sí, desde el banquillo lo tienen claro y aseguran que el calendario es propicio. «Tenemos un calendario importante para sacar puntos para intentar acabar el año lo más arriba posible, escalando posiciones y con el trabajo que estamos haciendo lo vamos a hacer seguro», explicó el entrenador, quien se mostró orgulloso de los suyos a pesar de la derrota en la Ciudad Condal. «El trabajo del equipo ha sido bueno, nos tenemos que ir con la cabeza alta porque hemos competido muy bien y aquí hay que estar casi perfectos para sumar puntos», explicó.

El entrenador de esta manera se mostró positivo y reconoció que el futuro tiene otro color. Para ello será clave empezar con una clasificación ante el Almería y no de cualquier manera. El empate en la ida generó una sensación de insatisfacción que debe solucionarse esta misma semana con un golpe encima de la mesa y a partir de ese momento comenzar a crecer. De hecho, después llega tal vez el duelo más complicado que tiene el Submarino hasta el 2019: el Celta de Vigo. El cuadro gallego llega con una versión mejorada a la vista con Mohamed. Ante el Huesca, precisamente el otro de los rivales que quedan en el cuadro de Calleja, Aspas dio una exhibición y llega en racha. Sin freno y con la sensación de ser el gran goleador español.

En medio de esos encuentros quedará el choque contra el Spartak de Moscú. Otro de los escenarios más complejos para el cuadro amarillo hasta la fecha. Final a cara o cruz. Una derrota dejará fuera al cuadro de Calleja. Una victoria le clasifica como primero de grupo y un empate, como mínimo como segundo. De esta manera, el Submarino afronta, en menos de dos semanas, el examen más difícil. Eso sí, Calleja asegura que el calendario es propicio para sumar y para cambiar de ánimo. Si lo logra, el Villarreal empezará el 2019 mirando hacia arriba.