El Villarreal regresa este lunes al trabajo en la ciudad deportiva amarilla después de la dolorosísima derrota cosechada ante el Celta que deja al equipo al filo del descenso y a la espera de lo que suceda esta noche en San Mamés, donde un triunfo del Athletic Club podría hasta meter a los amarillos en la zona roja, pero sobre todo agrandaría el clima de urgencia que envuelve al equipo de La Cerámica.

En esa tesitura Javi Calleja, que el jueves se sentará en el banquillo frente al Spartak de Moscú salvo sorpresa mayúscula, afronta tres jornadas con tres sesiones, dos de ellas a puerta cerrada —las del martes y el miércoles—, en las que tiene la obligación de levantar el estado anímico de un grupo obligado a levantarse.

La lectura del encuentro del jueves ante el Spartak es sencilla. Si pierdes estás en la calle, si empatas te clasificas y si ganas eres primero de grupo. Sin embargo, lo realmente digno de mención son las palabras de Calleja cuando antes de jugar contrra el Celta hacía referencia a un microciclo de tres partidos antes de llegar al descanso navideño —cabe recordar que el Villarreal tiene aplazado su partido ante el Real Madrid porque el conjunto merengue jugará el Mundialito— para sumar puntos, y el pasado sábado, después de perder contra el Celta, afirmó: «...Nos quedan dos partidos para recuperar sensaciones y sumar más victorias». La cuenta se agota poco a poco.

La última persona que de forma oficial se refirió en el club a Javi Calleja fue José Manuel Llanezael 22 de noviembre: «Le apoyamos por ser buen técnico, por cómo trabaja y porque creemos en él. No le apoyamos por ser solo de casa porque si recuerdan también hemos destituido entrenadores de casa». Ahora la pregunta es saber hasta cuándo llega ese apoyo si la racha negativa no se revierte.