La herida de la peor derrota de la historia del Santiago Bernabéu en la Champions, 0-3 ante un rival de entidad menor como el CSKA, sigue escociendo. Y mucho. Por la imagen que dejó la Unidad B del equipo y por la incapacidad de reacción de Santiago Solari, que entonó el mea culpa tras el desliz. «Asumo los riesgos de la alineación», dijo sobre la presencia de los más habituales ante el conjunto ruso. «La afición es expresa porque no le gusta lo que está viendo, pero tampoco nos gusta a nosotros», dijo entonces en referencia a los silbidos. Desaprobación que se cebó más de lo habitual con Isco

Sin apoyos evidentes entre los pesos pesados del vestuario, ni tampoco gestos o palabras que le respalden desde el palco, ha pasado a ser la sombra de futbolistas que parecían no contar, o hacerlo menos que él, a inicio del curso. Llorente, Ceballos o CeballosLucas Vázquez y sobre el verde su actitud no es la adecuada para un jugador que busca reivindicarse cuando le llega la oportunidad.

Isco no está centrado. Si bien recibió elogios de su técnico tras el partido ante el Melilla, de Segunda B, en el que anotó un doblete, no cuenta tampoco con una defensa a ultranza por parte del preparador argentino. «Estoy contento por él, por esos goles», dijo Solari tras el encuentro copero. «Pero también estoy feliz por Asensio y por Vinícius», anotó posteriormente, restándole valor al encuentro del futbolista del Arroyo de la Miel.

Isco fue titular de nuevo ante el CSKA de Moscú. Su partido no fue el esperado, al nivel del resto del equipo. La grada reprobó con silbidos al malagueño al fallar una ocasión de gol, y éste no tuvo el temple necesario para obviar estas críticas. Se encogió de hombros y gritó a la grada, perdiendo los papeles. «¿Qué queréis?», pronunció acompañando sus palabras de un insulto hacia los aficionados. Desde ese momento, el centrocampista fue criticado cada vez que tocaba el balón.

Tras el ridículo, del que solo se salvaron Asensio. El técnico afirmó no haberse enterado de los pitos a Isco, ni de sus gestos hacia la grada. Otros compañeros sí salieron en su defensa, como fue el caso de Carvajal o Marcelo. De momento, el malagueño sigue sin pronunciarse ni pedir disculpas por sus palabras hacia la afición.