Moussa Wagué, uno de los futbolistas con mayor proyección del Barça, pecó de mal carácter en el duelo que midió a su equipo con el Ejea al agredir a un aficionado que no quiso darle el balón en mano.

Con resultado en contra y diez minutos por disputarse, el lateral senegalés se dispuso a recuperar el cuero para sacar rápido de banda, pero un aficionado sostuvo el balón en sus manos y cuando el internacional africano fue a por él, este lo devolvió directamente al campo, ganándose la injustificada agresión.