Iborra ya sabe lo que es plantar la bandera en Mestalla y lo hizo mostrando sus raíces. Fue en su última visita (02/03/2013) con la camiseta de su Levante, el que imprimía además su sello en el viejo continente a las órdenes de Juan Ignacio, y dejó una de las imágenes de los Derbis en su penúltimo tanto como granota. Fue su sexto gol en competición oficial con los granotas (tres en Liga, dos en Europa League y uno de Copa del Rey) y el más especial, quizás el que más de su carrera aunque valiera para sumar solamente un empate. Con el Sevilla volvería dos veces (en las temporadas 2014/2015 y 2016/2017) y sin poder llevarse esa victoria (3-1 y 0-0) que ahora valdría su peso en oro en su tercer encuentro de la Liga Santander con el Villarreal.

A posteriori, sin la ebullición de todo lo que rodea dentro y fuera del césped un Valencia-Levante y viceversa, quiso restarle importancia, pero en el instante de la celebración, su gesto fue muy significativo. Vicente Iborra, entre cuyos pretendientes estaba por aquel entonces el propio Valencia que anteriormente también había intentado ya su contratación hasta en dos ocasiones más, dejó clara su total entrega a la causa levantinista y festejó con especial efusividad, con una energía desbordada, puños al aire y señalando a los granotas que desde las alturas desataban su locura, el 0-1 provisional. «No ha sido un gesto de rabia, sino de alegría, sobre todo por los seguidores que han venido a apoyar al equipo. Además, los Derbis son especiales y siempre se va al límite», justificaría después en zona mixta.

La acción fue en una jugada ensayada, de la pizarra de JIM, con el final deseado pero un desarrollo sobre el papel diferente. Iborra debía prolongar hacia atrás el balón, después de un saque de banda previo de Juanfran. A Guaita le pilló desprevenido la irrupción del '10' granota. 'Ibo' había comenzado formando pareja con Pape Diop, como era habitual, y disputó la última media hora en el doble pivote junto a Barkero. Curiosamente, el autor del segundo gol granota, que supuso el empate. «Este punto nos va a servir para coger mucha confianza», comentaba el de Moncada, quien destacaría que el vestuario había intentado aislarse de todo lo que ha pasado durante una semana condicionada por la posible marcha de Obafemi Martins a Estados Unidos, como así sucedió finalmente, aunque sus compañeros abogaban por su continuidad hasta final de curso.

Cinco días después, aquel Levante iba a disputar la ida de octavos de final de la Europa League contra el Rubin Kazan, mientras que 24 horas antes, el Valencia caería en la vuelta de la misma eliminatoria, pero de Champions League, frente al PSG (1-1) después de la derrota en Mestalla (1-2). Aquella celebración de Iborra hablaba por sí sola, al margen de lo que pudiera suceder a la conclusión del partido porque sucedió al cuarto de hora. Un grito de compromiso, de la entrega del de Moncada a la que apela el Villarreal para comenzar esa resurrección que con Luis García todavía sigue en pausa. Un gol con más valor que los tres que haría con el Sevilla en Vigo en diciembre de 2016 en la segunda parte tras haber sustituido en el descanso al argentino Nico Pareja. Un gol especial.

Ahora Iborra regresa a Mestalla como un futbolista con poso, pero en una situación agónica. El Villarreal ha apostado por él para que ler ayude a salir del pozo e Iborra lo va a dar todo para conseguirlo.